Así fue el megarrelámpago más grande del mundo: 828 kilómetros de longitud
Es el equivalente en línea recta a la distancia entre Murcia y Bilbao

Imagen de archivo / Pixabay (Pixabay)

Madrid
Fue tan grande que las personas que lo vieron en 2017 no comprendieron su tamaño. Hemos necesitado años de análisis de datos vía satélite para entenderlo. Es un solo relámpago (con “brazos eléctricos” pero formado por una sola línea de luz) que cruzó 828 kilómetros por los cielos estadounidenses, a través de las Grandes Llanuras, desde el este de Texas hasta las cercanías de Kansas City.
Es el equivalente en línea recta a la distancia entre Murcia y Bilbao. Al recorrer esta enorme distancia estableció un nuevo récord mundial, pero lo importante no es solo esto, que queda en el terreno de la anécdota.
A diferencia de los rayos comunes, que rara vez superan los 16 kilómetros, los megarrelámpagos que habíamos visto hasta ahora podían alcanzar más de 100 kilómetros. Este ha sido 8 veces más grande. Por eso, como la ciencia meteorológica nunca había medido uno tan grande, obliga a los científicos a repensar lo que sabíamos sobre las tormentas eléctricas.
Los megarrelámpagos son extremadamente raros: menos del 1% de las tormentas eléctricas llegan a producirlos. Sí que sabemos que para que se produzcan estas descargas gigantes la tormenta tiene que ser duradera. Como mínimo de 14 horas.
¿Cómo lo han descubierto?
El relámpago récord ocurrió en octubre de 2017, pero no fue identificado hasta años después, cuando científicos como Randy Cerveny, de la Universidad Estatal de Arizona, reexaminaron imágenes de satélite. Gracias satélites geoestacionarios como el GOES-16 de la NOAA, fue posible medir con precisión su alcance. “En su momento lo llamamos megarrelámpago, pero ahora estamos descubriendo lo grande que fue en realidad y mecánica de cómo y por qué ocurre”, explicó Cerveny, que también es experto en extremos climáticos de la Organización Meteorológica Mundial (OMM).
Hasta hace poco, las mediciones dependían de redes terrestres que usaban señales de radio. Hoy, los satélites geoestacionarios como el GOES-16 detectan alrededor de un millón de rayos diarios con precisión milimétrica.
Michael Peterson, del Instituto de Investigación Tecnológica de Georgia y autor principal del estudio publicado en el Boletín de la Sociedad Meteorológica Estadounidense, lo explica: “Ahora podemos detectar megadestellos a escala global gracias a los satélites y a nuevas técnicas de procesamiento de datos”.
Esta detección es importante porque, aunque son poco frecuentes, estos rayos gigantes plantean riesgos importantes. Muchos de ellos pueden generar “de cinco a siete ramas que tocan tierra a lo largo de su trayecto”.
Cerveny advierte que los rayos pueden impactar hasta 24 kilómetros lejos de su origen en la nube. Solo en EEUU, se producen entre 20 y 30 fallecimientos por caídas de rayos y cientos de heridos. Entender mejor estas tormentas, la detección temprana y la educación en protección civil pueden reducir estos riesgos.

Javier Ruiz Martínez
Redactor de temas de sociedad, ciencia e innovación en la SER. Trabajo en el mejor trabajo del mundo:...




