Por qué la tumba de Tierno Galván recibe piedras como ofrenda en vez de flores
Un gesto discreto, pero cargado de significado

Por qué la tumba de Tierno Galván recibe piedras como ofrenda en vez de flores
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En el Cementerio de La Almudena, el más grande de Europa y uno de los más simbólicos de Madrid, hay una tumba que destaca no solo por a quién pertenece, sino por lo que la rodea. Es la de Enrique Tierno Galván, el "viejo profesor", alcalde de Madrid entre 1979 y 1986, y figura clave en la transición democrática. Sobre su lápida, en lugar de flores, los visitantes dejan pequeñas piedras. Un gesto discreto, pero cargado de significado.
Durante la sección Aprender a mirar del programa Hoy por Hoy de la SER, el periodista José Luis Sastre acompañó a Adrián Durán, conocido como el ciclista del más allá, en uno de sus paseos matutinos por el cementerio. Durán, vecino de La Elipa y habitual del camposanto, recorre cada día sus avenidas en bicicleta, descubriendo historias entre las tumbas.
"Yo he querido empezar en este lugar porque aquí es donde me siento normalmente a tomar el sol con mi bicicleta", contaba Durán, sentado frente a la tumba de Tierno Galván. "Una de las cosas que más me llama la atención es que la gente deja piedras sobre la lápida", comenta. "Se trata de una tradición de origen judío que simboliza la permanencia de la memoria. A diferencia de las flores, que se marchitan con el tiempo, la piedra permanece", explica Durán.
Este gesto ha sido adoptado por muchos como una forma de rendir homenaje duradero. "Imagínate: vienes aquí una mañana, te sientas y ves que viene gente y deja piedras. Es muy emocionante", añadía Durán.
Pero su relación con el cementerio va más allá de la contemplación. "Yo me vuelvo un poco como el confidente de todas las personas que entran en el cementerio. Me siento en el banco, incluso hay gente que se sienta a mi lado y me cuenta sus historias, sus secretos", relataba. "Y luego a mí me gusta compartirlo con los demás, con todos vosotros".
Durán no solo escucha, también investiga. "Por la noche miro qué sepulturas me interesa ver o qué quiero aprender de este lugar mágico, como digo yo". Y en ese proceso, ha descubierto que el cementerio es un libro abierto sobre la ciudad. "Lo que aprendo viniendo todos los días aquí es la historia de Madrid, la historia de España, contada a través de los personajes que habitaron esta ciudad y que aquí descansan".
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Mirar un cementerio es conocer nuestra historia
El paseo con Sastre no solo reveló curiosidades, sino también una forma distinta de mirar. "Mirar un cementerio es conocer nuestra historia", decía el periodista, que se dejó guiar por Durán entre tumbas, nichos y mausoleos. "Es un lugar donde la memoria se hace presente, donde cada piedra, cada nombre, cada fecha, cuenta algo de lo que fuimos y de lo que somos".




