Un médico británico cuenta el horror que se vive en Gaza: "Vi a una mujer embarazada suplicar que la mataran"

James Smith es un médico británico que ha estado dos veces en Gaza y, ante la imposibilidad de volver a entrar en la franja, ha decidido contar cómo es el día a día de lo que ya es considerado por muchos como un genocidio. Smith sostiene que la hambruna en Gaza es una estrategia de Israel, concretamente, de su primer Ministro Benjamin Netanyahu.

Sobre las ayudas humanitarias, el médico lanza una advertencia: “Un adulto desnutrido requiere atención especializada, un ajuste muy cuidadoso del apoyo nutricional. Si simplemente se le da comida a una persona desnutrida, se pueden desencadenar una serie de problemas. Existe algo llamado síndrome de realimentación, que puede ser fatal. No se puede observar a una población entera que sufre hambre, sometida a condiciones de hambruna, y decir: ¡Oh, vamos a lanzar lentejas y arroz desde un avión! Es decir, es completamente absurdo.”

Considera que todo es un intento de “terminar el trabajo” que se empezó con el Nabka de 1940 y que pretenden quedarse con todo el territorio y expulsar al pueblo palestino. Actualmente en Gaza hay miles de sanitarios palestinos y menos de 50 médicos del resto del mundo.

Así habla Smith de la vida de los sanitarios: “Todos están cansados, todos están fatigados, todos están traumatizados cuando no están trabajando, están buscando comida y agua para sus familias”.

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Los sanitarios están completamente sobrepasados

Los palestinos de a pie no son los únicos que se ven afectados por esta situación. Los sanitarios también sufren en sus propias carnes la falta de comida y de recursos. El británico cuenta cómo muchos de ellos se colocan vías a ellos mismos para inyectarse suero y poder seguir con su labor. En cuanto a la efectividad de su actuación, asegura que los sanitarios están completamente sobrepasados y que incluso el mejor médico, poco puede hacer con los recursos existentes.

Smith ha estado cara a cara con la muerte, escuchando cada día las bombas y viendo sobre todo a mujeres, niños y personas mayores morir. Ha visto el dolor desde una perspectiva física y emocional. Asegura que una de los sucesos que más le impactó fue el de una embarazada: “Vi a una mujer embarazada suplicar que la mataran porque descubrió que su esposo y varios de sus hijos habían muerto en un ataque aéreo, y cuando supo que su esposo había muerto, ya no quería vivir. Estaba tendida en el suelo con un bebé de tres meses en su vientre y ya no quería vivir. Ya no quería vivir”.

Aparte del hambre y el cansancio que sufren, los sanitarios se enfrentan a unas condiciones higiénicas pésimas. Smith, que ha estado dos veces en Gaza, relata cómo tuvo que operar a varias personas sucesivamente sin tener la posibilidad de lavarse las manos entre paciente y paciente.

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Ha intentado regresar a Gaza en dos ocasiones

Habla de la sala de resurrección con verdadera tristeza. Antes de la guerra, esta habitación estaba preparada para acoger a tres enfermos. Sin embargo, ahora acoge a más de 10 personas. Fue allí cuando presenció a la mujer embarazada rogando para que alguien terminara con su vida, fue allí cuando apareció un hombre sin la mitad de la cara pero que seguía respirando y tuvieron que decidir si darle un poco de morfina para sus últimos alientos y fue allí donde una vez vio a un bebé de unos 11 meses morir solo, rodeado del ruido de las bombas y sin estar acompañado de ningún familiar. Smith asegura que seguirá solicitando la entrada y animando a sus colegas que siguen dentro de la franja.

Cuenta que él ha intentado volver a Gaza ya en dos ocasiones y que su solicitud ha sido aceptada por Naciones Unidas y, posteriormente rechazada por Israel. Dice que Israel solo ha dejado entrar a menos de 50 sanitarios de otros países y que hay miles de médicos palestinos luchando por salvar vidas. Después de trabajar allí con médicos sin fronteras y Avaz afirma que seguirá intentando volver para ayudar a los gazatíes y apoyar a los colegas que siguen peleando por salvar vidas.