La leyenda más terrorífica del cementerio de la Almudena: el autobús del más allá
Adrián Duran desvela en 'Hoy por hoy' los secretos que esconde el cementerio madrileño

La leyenda más terrorífica del cementerio de la Almudena: el autobús del más allá
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El cementerio de la Almudena de Madrid es el más grande de Europa, hay más personas fallecidas allí enterradas que vivas en toda la capital, es tan extenso que tiene hasta doce paradas de autobús, el autobús 110 lo recorre. Y cómo no, alrededor de un cementerio, las historias son múltiples. Cuentan la vida de la gente que vivió hace años o leyendas que pasan de unas personas a otras.
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Adrián Durán es, probablemente, la persona que más conoce el cementerio madrileño y recorre cada día con su bicicleta los kilómetros de la necrópolis y lo ha hecho durante casi 15 años. José Luis Sastre se fue a recorrer los puntos más emblemáticos del lugar para que Durán le contase cada historia detrás de las tumbas y mausoleos. En Hoy por hoy han repasado juntos aquellas más interesantes.
Una de ellas, la leyenda detrás del 110, el autobús "del más allá" que recorre el cementerio y acerca a los visitantes a sus familiares o a sus ídolos que allí descansan. Durante las doce paradas se baja todo el mundo, sin embargo, la historia que envuelve este trayecto, dice que después de la última, cuando el conductor se queda solo, alguien pulsa el botón y se enciende la luz de parada solicitada. "El conductor se queda aterrorizado", cuenta Durán, tras repasar esta historia.
"Para conocer Madrid de verdad hay que venir al cementerio"
No es la única leyenda que existe alrededor de un lugar que tiene algo realmente especial, como la del ángel Fausto, una escultura que se encuentra en la entrada del cementerio y del que dicen que si escuchas su trompeta sonar, "te quedan unos días de vida".
En el lugar hay tumbas de personas ilustres, como el exalcalde de Madrid Enrique Tierno Galván, en la que se depositan piedras, el panteón de la familia González-Flores, donde hay quien deja cartas o pulseras para Antonio. "Para conocer Madrid de verdad hay que venir al cementerio de nuestra señora de la Almudena", asegura Durán, convencido de la memoria que atesora la necrópolis.

Mirar un cementerio es conocer nuestra historia
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