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Un médico anestesista narra la brutalidad en Gaza: "Es indescriptible, como un 11-M todos los días"

Cada día, Raúl Incertis atiende a niños mutilados, desfigurados por las explosiones o con disparos que califica como "intencionados"

Un médico anestesista narra la brutalidad en Gaza: "Es indescriptible, como un 11-M todos los días"

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Las imágenes que llegan del horror en Gaza no cesan de conmocionar al mundo. Raúl Incertis es un médico anestesista valenciano que acaba de regresar después de estar cuatro meses trabajando en la Franja y ha contado en los micrófonos de Hoy por Hoy lo que ha vivido ayudando a la población gazatí en uno de los pocos hospitales que permanecen activos en la zona.

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"Es tan apabullante y doloroso, hacen falta tantas manos, que no me podía ir", explicaba a José Luis Sastre el valenciano, que fue para un mes y acabó quedándose cuatro. Incertis ha reconocido que los ataques con múltiples víctimas, que inicialmente eran semanales, terminaron por volverse diarios. "Era como un 11-M todos los días", lamentaba.

Desde el Hospital Nasser, el principal hospital que queda en la Franja de Gaza, con una capacidad de unas 270 camas, pero que actualmente atiende a más de un millón de personas, Raúl Incertis ha estado socorriendo, junto a otros médicos extranjeros, a la población civil. "Había tanto trabajo que me sabía mal descansar", decía, asegurando que desde el primer día comenzaron a llegar niños y mujeres mutilados.

Su lugar de trabajo fue atacado por el ejército israelí hasta en seis ocasiones desde que Incertis llegó a la Franja de Gaza en calidad de voluntario. "Dos bombardeos, un ataque de una milicia que está a sueldo por Israel, con disparos de ametralladoras y granadas y, el último, hace unos 10 días. El ejército estaba a unos 300 o 400 metros y con francotiradores, dispararon contra el hospital, matando a un hombre e hiriendo a otro de gravedad", recordaba.

Niños mutilados y desfigurados

"A partir del tercer mes, los medios escasearon de manera dramática", reconocía, por lo que, en muchas ocasiones, explicaba el médico anestesista, cuando venían muchos heridos a la vez, los tenían que atender en el suelo y, en el caso de niños, compartían hasta tres la misma camilla. A la hora de realizar operaciones quirúrgicas, también sufrieron recortes: "Solo teníamos ibuprofeno intravenoso para el dolor posoperatorio. Se acabó el fentanilo, por lo que hemos hecho operaciones con muy poca morfina y reutilizando jeringuillas", describía.

Aunque habla de población de todas las edades, hacen especial mención a los niños gazatíes. "Es lo que más duele", dice, asegurando que, a pesar de haber atendido con anterioridad a pacientes con politraumatismos, la situación allí "es indescriptible, como un 11-M todos los días". "Atender a niños con el cuerpo desfigurado por la explosión, porque la metralla les ha arrancado partes del cuerpo, desde un mes de edad, hasta muchachos de 15 o 16 años", explicaba.

Cuando abrió la Fundación Humanitaria de Gaza, cuenta Incertis, empezaron a recibir muchos pacientes disparados en la cabeza y en el tórax, entre ellos niños, y algunos, incluso en los genitales. "Empezamos a ver el patrón de intencionalidad", añadía, afirmando que no se trataban de "balas perdidas", sino como "si hubiera personas jugando al tiro al pato".

Al hablar con los pacientes que llegaban conscientes al hospital y con testigos, estos confirmaban que eran disparados sin aviso previo, con rifles, drones, morteros y proyectiles de artillería de tanque. "Hemos recogido del cuerpo de los niños trozos de balas de tanque", decía.

La vida de los trabajadores sanitarios

Muchos de los compañeros sanitarios de Raúl Incertis en el Hospital Nasser han tenido que atender y ver fallecer a sus familiares, de primer y segundo grado, a lo largo de su jornada de trabajo. "Varios han perdido a todos sus hijos, a sus hermanos y a sus padres. Hace dos semanas murió uno de mis compañeros de 30 años, era un tipo genial", decía, sin poder ocultar la emoción.

Los trabajadores de los hospitales han tenido que asentarse en "chabolas", explica el médico, después de que la población haya sido forzada a "apretujarse" en la zona costera de Al Mawasi. "Algunos eran cirujanos ilustres que tenían un nivel de vida bastante bueno antes de la agresión israelí. Tenían una casa en la playa y otra en la ciudad, iban a dar cursos a Occidente, y ahora les ves robando en los camiones de ayuda", decía.

Respecto al acceso a alimentos, Raúl Incertis afirmaba que, aquellos que tienen "suerte de comer todos los días", ingieren principalmente arroz o pasta, reduciendo drásticamente las cantidades de proteína animal y vegetal. "Están desnutridos y, por tanto, inmunodeprimidos", sostenía, afirmando que cada vez se infectan mucho más.

Este no era el primer voluntariado que hacía en Gaza Raúl, sino que decidió volver tras pasar tres semanas durante el inicio de la ofensiva. "Este cóctel de indignación, de culpa por no poder ayudar, aunque no dependiera de nosotros, hizo que volviera", explicaba, confesando que "pasó muchísimo miedo". "Caen bombas constantemente, el hospital tiembla y te levantas varias veces por la noche", describía.

"Ha sido salir de una prisión horrible", explicaba sobre su partida de la Franja de Gaza, después de varios meses de tensión constante, miedo e incluso hambre. Escoltados por el ejército israelí en vehículos blindados, Raúl Incertis ha explicado el contraste que experimentó al cruzar la valla que separa Gaza de Israel: "A un lado de la valla estaba Gaza arrasado, y al otro, campos de cultivo perfectamente ordenados, olivos, cítricos... Como la campiña francesa", decía.

Regresó debido al cansancio y una sensación de "estar quemado", tras meses de trabajo sin descanso. "No quería ir a quirófano y no podía más. Sonaba la alarma de múltiples víctimas y no quería bajar. Cuando bajas a urgencias te encuentras el infierno, igual 60 pacientes heridos, niños por el suelo porque no les pueden atender, madres gritando, cadáveres entrando. Casi no te puedes mover porque pisas a los pacientes", describía.

Laura García del Valle

Laura García del Valle

Periodista y SEO. Viví en Londres durante 5 años, pero la COVID me obligó a hacer las maletas y volver...

 

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