El alcalde de Budapest defiende la legalidad de la manifestación del Orgullo LGTBI
El alcalde de la ciudad ha declarado este viernes en la oficina de la Policía como sospechoso de organizar la marcha
El alcalde de Budapest, Gergely Karacsony, habla con los medios de comunicación frente a la Oficina Nacional de Investigación en Budapest, Hungría, el 1 de agosto de 2025. / Tamas Purger (EFE)
Madrid
El alcalde de Budapest, Gergely Karacsony, ha defendido este viernes la legalidad de la marcha del Orgullo LGTBI organizada en la ciudad. Karacsony ha sido interrogado en la oficina de la Policía de Hungría como sospechoso de organizar la manifestación del pasado 28 de junio.
El alcalde ha alegado que se trataba de un evento local que quedaba fuera de la legislación sobre el derecho de reunión y que, por lo tanto, la Policía no podía prohibir el acto.
Durante su declaración, a la que acudió vestido con una camiseta con los colores de la bandera LGTBI, el político se ha negado a responder a las preguntas, aunque sí ha enunciado una declaración defendiendo su inocencia y denunciando persecución política en el proceso.
"La sospecha es claramente infundada. La estimada autoridad investigadora está llevando a cabo este procedimiento penal por orden del Gobierno, por motivos políticos. Por eso, no responderé preguntas. Lucharé por mi derecho ante el tribunal. Lamento que, en lugar de ocuparme de sus asuntos reales, tenga que participar en esto", ha sostenido en su cuenta de Facebook, donde también ha publicado la declaración dictada ante la Policía.
"Todo sistema autoritario llega al extremo de intentar reprimir a quienes no están de acuerdo con él. La historia húngara ha presenciado interrogatorios similares. Estaré orgulloso cuando mis nietos lean este protocolo en una colección de documentos. Porque no será posible prohibir ni reprimir la libertad y el amor", ha concluido en su testimonio.
El pasado 28 de junio, decenas de miles de personas salieron a las calles de Budapest para reivindicar los derechos de las personas LGTBI tras la prohibición impuesta por el Gobierno húngaro bajo el amparo de las leyes anti LGTBI de protección de los menores.
El evento se convirtió así en un símbolo para las asociaciones por los derechos sexuales que resultó en una participación récord estimada de entre 35.000 y 40.000 personas, con participación de multitud de representantes internacionales.
El alcalde Karacsony animó a los ciudadanos a participar en la manifestación alegando que "no se puede prohibir la libertad y el amor" y defendiendo la no discriminación y la "diversidad" como valores propios de la ciudad.
