"Es una de las historias de amor más intensas de las letras españolas": así se trenzó la historia de Almudena Grandes y Luis García Montero
Una complicidad que nació entre libros y versos, y se convirtió en un vínculo inseparable dentro y fuera de la literatura
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La historia de Almudena Grandes y Luis García Montero comenzó en los años 90, en un contexto de compromiso político y literario. Se conocieron en el Ateneo de Madrid durante un acto contra la guerra de Irak. Ella, novelista en ascenso; él, poeta consolidado. Ambos estaban en pareja, pero el flechazo fue inmediato. "Lo que me estaba pasando no se parecía a nada que me hubiera pasado antes", confesó Almudena años después.
Volvieron a coincidir en la Casona de Verines (Asturias), en un encuentro organizado por el Ministerio de Cultura. A partir de entonces, sus caminos se cruzaron en certámenes literarios, encuentros y visitas ocasionales.
La historia relatada con detalle en el programa Un autor en una hora de la SER relata como en 1994, Luis invitó a Almudena a Granada para participar en un acto con escritores como Mendicutti, Cerezales y Martínez de Pisón. Ese mismo año, en Sitges, volvieron a encontrarse. La admiración mutua se convirtió en una relación que desafió sus vidas anteriores: ambos dejaron a sus respectivas parejas y decidieron apostar por lo que sentían.
Se casaron el 7 de diciembre de 1996 en Santa Fe, Granada, rodeados de sus hijos y amigos. Almudena estaba embarazada de Elisa, la hija que tendrían juntos. El matrimonio duró hasta la muerte de la escritora en noviembre de 2021, víctima de un cáncer. Luis García Montero le dedicó entonces los versos de La ausencia es una forma de invierno y dejó sobre su tumba el poemario Completamente viernes, un homenaje a Te llamaré Viernes, la segunda novela de Almudena.
Un amor que se escribió en los libros
La relación entre ambos dejó huellas en sus obras. Luis publicó Completamente viernes en 1998, un poemario que Almudena consideraba "el más mío de todos los libros que no he escrito yo". En sus novelas, ella tejía personajes y tramas que, aunque no explícitamente autobiográficas, estaban impregnadas de la sensibilidad compartida con Luis. En sus poemas, él dejaba rastros de una intimidad profunda, de una complicidad que trascendía lo cotidiano.
Tras el nacimiento de Elisa, Almudena transformó su método de trabajo. Para compatibilizar la crianza con la escritura, comenzó a planificar sus novelas en cuadernos: primero el argumento completo, luego los personajes. Solo cuando tenía todo resuelto, empezaba a escribir. Este sistema, que perfeccionó con cada libro, se convirtió en una constante en su proceso creativo.
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Más que una pareja: una alianza literaria
La historia de Almudena y Luis no fue solo una historia de amor, sino también una alianza literaria. Se enriquecieron mutuamente en el plano creativo, compartieron lecturas, debates, y una visión comprometida de la literatura como herramienta de memoria y transformación. Almudena, historiadora de formación, se volcó en la recuperación de la memoria histórica con su serie Episodios de una guerra interminable. Luis, por su parte, mantuvo viva la poesía como espacio de resistencia y ternura.
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Un autor en una hora | Almudena Grandes
Juntos construyeron una familia, una obra, y una historia que sigue viva en las letras españolas. Como escribió Luis: "Quizás el amor no sea más que esto: seguir escribiendo para que no se borre lo que fuimos".
