Dos hermanos logran mantener vivo el bar de su barrio: "No podíamos dejar que los vecinos se quedarán sin su sitio de comidas"
Esteve Cañas y su hermano cogieron el traspaso de un bar de barrio con más de 40 años de antigüedad en Barcelona

Dos hermanos logran mantener vivo el bar de su barrio: "No podíamos dejar que los vecinos se quedarán sin su sitio de comidas"
El código iframe se ha copiado en el portapapeles
Madrid
Los comercios de toda la vida luchan día a día para mantenerse a flote en un mundo lleno de franquicias. Pero algunos de ellos aún se resisten a esto, pese a tener que cerrar. Este es el caso del Bar Restaurante Casi, situado en Barcelona muy cerca del Park Güell. Los antiguos dueños, que se iban a jubilar, decidieron traspasar el negocio a dos jóvenes antes de ver su antiguo local convertido en un sitio de comida rápida.
Hoy se han pasado por La Ventana Javi Monte, uno de los antiguos dueños del Casi, y Esteve Cañas, el actual propietario. "Este bar lo inauguró mi padre, Casimiro. Antes era como un pub. Mi padre lo arregló a su gusto y lo convirtió en un bar de toda la vida", ha contado Monte. "Yo comencé a trabajar con mi padre después de volver del servicio militar. Y hasta el 2024 que él tuvo que jubilarse. Yo sin él no quería seguir", ha explicado.
Aunque ya desde fuera, Javi sigue estando por el bar. "Yo me paso a veces a verlos y estoy muy contento de como lo están sacando adelante. Estoy muy orgulloso de ellos", ha explicado sobre como están gestionando los nuevos dueños. Pero los elogios no son únicamente de los antiguos dueños a los nuevos. Esteve Cañas, uno de los hermanos que ha tomado las riendas de este negocio alababa también lo que Javi y su padre consiguieron todos esos años.
"Nosotros entramos y vimos algo muy especial, un padre y un hijo haciendo comida de toda la vida. No podíamos dejar que los vecinos del barrio se quedarán sin su sitio de comidas", ha explicado Cañas. Pese a coger un negocio ya consolidado, el ver caras nuevas tras la barra es siempre raro para los clientes habituales. "Es una presión, sobre todo los primeros meses. La gente viene como con miedo, a ver quien lo ha cogido, ¿Cómo serán?, ¿Serán del barrio...?", ha comentado Cañas sobre esas primeras impresiones de los clientes.
Por suerte, esto duró poco. Esteve y su hermano cuentan con una ayudante muy especial. "Estamos muy contentos con la acogida, por suerte mi hermano y yo estamos acompañados de mi madre, que es un pilar fundamental", ha explicado Cañas. Esteve tiene claro que en su idea de negocio es recuperar y mantener esos bares típicos de barrio, y demostrando a su vez que los jóvenes son perfectamente capaces de conseguirlo. "Tenemos seis empleados y todos son menores de 25 años, intentamos que todo sea como antes, que entres y los camareros sepan como te llamas y lo que te gusta", ha finalizado.




