El hippie que escribió la declaración de independencia del ciberespacio y cómo cambió Internet para siempre

En 1996, en pleno Foro Económico Mundial de Davos, un hombre con pasado psicodélico y espíritu rebelde se levantó para leer un manifiesto que marcaría un antes y un después en la historia de Internet. John Perry Barlow, letrista de los Grateful Dead y activista digital, proclamó la Declaración de Independencia del Ciberespacio, un texto que comenzaba con estas palabras:

"Gobiernos del Mundo Industrial, vosotros, cansados gigantes de carne y acero, vengo del Ciberespacio, el nuevo hogar de la Mente. En nombre del futuro, os pido en el pasado que nos dejéis en paz".

Barlow defendía un ciberespacio libre de interferencias estatales, donde la autoridad no viniera de gobiernos sino de la propia comunidad digital. En su visión, Internet era un espacio de libertad radical, sin fronteras ni jerarquías, donde cada individuo podía expresarse sin miedo ni censura.

"Estamos creando un mundo donde cualquiera, en cualquier sitio, puede expresar sus creencias, sin importar lo singulares que sean, sin miedo a ser coaccionado al silencio o al conformismo", defendía Barlow.

Pero como explicó el periodista de investigación Tim Schwab en el programa Cibermillonarios, lo que muchos no vieron entonces fue que Barlow no era simplemente un idealista, sino un libertario convencido.

"Lo que no nos dimos cuenta era de que John Barlow era lo que ahora sabemos que es un libertario, alguien que quiere mercados totalmente libres", dijo Schwab. "No fuimos conscientes de que si te cargas al gobierno y eliminas toda regulación, el paso a que te arrollen las grandes corporaciones es inmediato".

La utopía digital pronto se convirtió en terreno fértil para el negocio. La tecnología, que en sus inicios tenía un espíritu colectivista y colaborativo, fue colonizada por intereses económicos."Internet pasó de ser una oportunidad para crear nuevas posibilidades humanas a convertirse en una herramienta para controlar las probabilidades humanas", denunció Schwab.

La lógica del mercado se impuso: si se apuesta dinero, hay que reducir la incertidumbre. Así nació una Internet diseñada para predecir y moldear el comportamiento humano. Se crearon webs que enganchan, algoritmos que influyen en nuestras decisiones y métricas obsesivas de "engagement".

"Toda la energía cambió e Internet se convirtió en un lugar donde los hombres de negocios controlan a los seres humanos en su propio beneficio económico", concluyó Schwab.

Barlow soñaba con una "civilización de la Mente en el Ciberespacio", más humana y hermosa que el mundo físico. Pero ese sueño fue absorbido por una realidad donde unos pocos tecnobros dominan la red. La declaración que pretendía liberar Internet terminó siendo el punto de partida de su colonización.