'Las troyanas' de Eurípides, como las mujeres de Gaza

"El verano del genocidio", escribía Elvira Lindo en El País hace un par de semanas. "Veranos de guerra", recordaba también Joaquín Estefanía. Hoy empezamos hablando de la guerra después de la guerra, porque “no hay destino que salve al ser humano del absurdo de su violencia", nos recuerda Eurípides. Un verano de guerra, hambruna y muerte este 2025 como en nuestra primera historia, Las troyanas, de Eurípides, el próximo estreno en el Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida.

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Las troyanas nos sitúa dos mil años antes de Cristo, a las afueras de la ciudad de Troya, que ha sido conquistada por los griegos. Junto a las murallas, las tiendas de las mujeres troyanas, únicas supervivientes de la guerra. "La tragedia de la guerra no es cosa de griegos antiguos; es un grito que resuena aquí y ahora en cada rincón del mundo. ¿No lo oís?", reza el texto de la versión que firman Isabel Ordaz y Carlota Ferrer, esta última directora de la pieza.

"Troya es inmortal y llega hasta nuestros días, con lo que estamos viendo en Gaza. Un pueblo abandonado y masacrado por la sinrazón del poder que se ha entregado a las armas", advierte Isabel Ordaz, que interpreta a Hécuba. "Y todo bajo el pretexto de los dioses, de un mandato divino. Las mujeres y los niños son los grandes perjudicados de una guerra que no han pedido y que hacen los hombres", añade Mina El Hammani, que interpreta a Helena.

Toda la entrevista esta próxima semana, en vídeo en nuestra web y en tu plataforma de audio favorita.

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Katriona O'Sullivan ha publicado en España, con la editorial Planeta, Pobre: una vida de lucha por un destino mejor. La escritora se presenta así: "Estoy muy orgullosa de decir que soy doctora en psicología. En 2012, me gradué con un doctorado y trabajo como profesora asociada en el maravilloso Departamento de Psicología de la Universidad de Maynooth, en Irlanda. Soy una académica exitosa. Tengo más de tres millones de euros en fondos para programas destinados a erradicar la pobreza. Mi investigación se ha publicado en revistas de primer nivel, como Nature Communications, y he recibido premios por mi docencia e investigación. Soy un éxito. Pero más importante que eso: soy un ser humano feliz. Tengo un matrimonio amoroso, tres hijos hermosos y un nieto encantador. Tenemos una casa. Pasamos las vacaciones juntos y nos reímos mucho. Me gusta empezar por el final de mi historia porque si me hubieras conocido hace 25 años, madre soltera, viviendo de la asistencia social, viviendo en un piso de una sola habitación en el corazón de Dublín, limpiando baños en una estación de tren, no habrías esperado que hoy estuviera aquí. O si me hubieras conocido hace 30 años, con 16 años, viviendo en un albergue para personas sin hogar con mi hijo de seis meses, sin formación ni esperanzas, no habrías esperado que estuviera aquí hoy. O si te remontas 40 años atrás, a la edad de seis era hija de dos padres adictos a la heroína, maltratada, hambrienta y asustada. No esperarías que estuviera aquí hoy. Soy una de las pocas niñas que conozco que ha crecido en condiciones de pobreza extrema y que ha podido escapar de su destino".

En Pobre recoge sus memorias familiares, las de una infancia y adolescencia marcadas por las adicciones de sus padres y por la extrema pobreza, sobre la que nos invita a reflexionar a lo largo de su historia.

"Crecí en una situación de pobreza extrema, en una situación de depravación. Mis padres eran drogadictos, me faltaba comida, me faltaba amor. No había ningún cuidado y había muy poca seguridad. Es muy importante decir que mi madre también nació pobre. Su madre también nació pobre, al igual que la madre de su madre. La pobreza se reproduce a sí misma de la misma manera que lo hacen los privilegios. Y la pobreza extrema afecta a todos los niños exactamente de la misma manera, independientemente de su país o continente. Se infiltra en todos los aspectos de tu vida. De niña aprendí que el mundo no era un lugar seguro. Aprendí que no era valiosa y aprendí que no era buena. Mis oportunidades de prosperar se vieron limitadas por el hecho de que crecí en una comunidad dominada por la pobreza. Ser pobre me hizo vulnerable al abuso sexual y emocional. Me enseñó que mi lugar en la vida era servir a otras personas".

Un relato crudo, muy duro, crítico con los prejuicios y con un sistema educativo que muchas veces aísla aún más a quien más lo necesita. Una defensa también de los servicios públicos y comunitarios cada vez más mermados. "La terapia y la educación son las dos cosas más importantes en mi vida. Hay tres cosas esenciales para mi éxito. La primera y más importante es que necesitaba gente. He tenido cinco buenos adultos a lo largo de mi vida que me impulsaron y tiraron de mí para verme y sentirme distinta. La segunda fueron las excelentes políticas para ayudar a las personas pobres. La educación gratuita, los trabajadores comunitarios, la ayuda para el alquiler, la vivienda, el cuidado de los niños y el acceso a la terapia. Y, por último, la puesta en práctica de esas políticas es realmente importante. Había personas que se esforzaban por mí, había programas que veían mi potencial más allá de mi comportamiento, y había muchas oportunidades para probar cosas y fracasar. La gente se preocupó, las políticas crearon espacios seguros y los terapeutas me ayudaron a ver y a ser una persona diferente".

El cambio es posible, advierte la escritora, que ha pasado por España para presentar Pobre, aunque no hemos podido coincidir con ella, estas declaraciones han sido realizadas ante la ONU. Un libro que también invita a la esperanza, a actuar con hechos y no solo buenas palabras. Actuemos.

Jeanne Dielman, 23 quai du Commerce, 1080 Bruxelles, de la directora belga Chantal Akerman, es la mejor película de la historia del cine, según una encuesta a más de 1.600 profesionales del sector. En ella se recrea la vida de una viuda joven, madre de un hijo, que subsiste gracias a los ingresos que obtiene de ejercer la prostitución, aunque durante el día sea la perfecta ama de casa. El universo de Akerman conecta con nuestro relato de hoy: la identidad y sexualidad femenina, la pobreza y necesidad de comer o el aislamiento. En el Museo Artium de Vitoria se puede disfrutar de Chantal Akerman. Encarar la imagen, una exposición que recupera genealogías de mujeres —madres, migrantes, supervivientes— tejidas en una red de cuidados que conecta lo íntimo y lo colectivo.

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Siguiendo con el recorrido expositivo que os ofrecemos todos los veranos, paramos ahora en el Museo Picasso de Málaga, donde otra artista también belga, Farah Atassi, expone Genius Loci, una muestra que reúne obras que reflexionan sobre la historia del arte y la representación, sobre todo de modelos y personajes femeninos. Genius Loci es una expresión latina que se traduce como «espíritu del lugar». Y es que el espíritu de Picasso está presente en esta exposición.

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