"Tiene una crítica social muy bestia": lo que hay detrás de una de las obras francesas más reconocidas
Lourdes Lancho y Ximena Maier analizan en 'A Vivir' el sorprendente trasfondo del cuadro 'El columpio' de Fragonard, una obra que esconde mucho más que belleza y luz

"Tiene una crítica social muy bestia": lo que hay detrás de una de las obras francesas más reconocidas
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Madrid
En A Vivir, Lourdes Lancho y Ximena Maier se sumergen en el análisis de una de las pinturas más icónicas del arte francés: El columpio, de Jean-Honoré Fragonard. Lo que a primera vista parece una escena bucólica y luminosa, esconde una historia cargada de simbolismo, crítica social y una narrativa "casi de culebrón".
"Hay algunas cuentas en las redes sociales que me apasionan", comenta Lourdes Lancho, "hacen un hilo explicando cómo interpretar un cuadro. Y hace un tiempo seguí uno que hacía la interpretación de la simbología oculta en un cuadro que seguro han visto alguna vez… El columpio de Fragonard".
La obra, pintada en el siglo XVIII, muestra a una joven mujer columpiándose en un jardín, rodeada de vegetación y luz. Pero como explica Ximena Maier, la imagen va mucho más allá de lo que aparenta. "Es un historión detrás", afirma. "Es que cuando lo ves parece una escena muy bonita, campestre, alegre, bucólica… y de repente te lo explican y es una cosa de crítica social súper bestia".
El cuadro está lleno de detalles que revelan una historia de deseo, engaño y desigualdad. "A primera vista es eso, solo una señorita columpiándose", dice Ximena, "pero luego te dicen que no, que se le ha salido volando un zapato y eso significa que es una… un poquito casquiva, ¿no? Un pelín".
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La joven no está sola. En la escena aparece un hombre que parece simplemente disfrutar del jardín, pero en realidad está colocado estratégicamente para mirar bajo las faldas de la mujer. "Lo que está es mirándole las faldas… Sí, bajo las enaguas, claramente", añade Ximena.
También hay un perro en la imagen, símbolo tradicional de la fidelidad. "El perrito está como a los pies del columpio", apunta Lourdes, "el perro me parece que es símbolo de la fidelidad o algo así". Pero esa fidelidad se ve traicionada por la escena que se desarrolla.
El crudo retrato social
El giro más impactante llega al descubrir quién está impulsando el columpio. "Está por ahí su marido", dice Ximena. "No, no está escondido, es terrible", responde Lourdes. "Quien está accionando el columpio es el marido viejo, que es un anciano". Este detalle convierte la escena en un retrato social crudo: una mujer joven, bella y deseada, impulsada por un marido anciano, mientras su amante la observa desde abajo.
"De ahí el crudo retrato social", reflexiona Lourdes. "La mujer joven espectacular, con ese vestido lleno de luz, tan brillante, el encaje… es realmente todo… es casi un culebrón podríamos hacer con esa imagen".
La pintura, además, tiene una cualidad dinámica que se revela al conocer su historia. "Tiene movimiento", dice Ximena. "Una vez que te lo cuentan ya lo ves totalmente animado".
El columpio deja de ser solo una imagen bonita para convertirse en una poderosa crítica a las estructuras sociales y de género de su época.




