"Faltan utopías y sobran distopías": la ensayista que nos plantea una definición distinta del amor

Madrid

El amor es una palabra cuyo significado permite muchas interpretaciones. Así, existe el amor romántico, el amor platónico, el amor maternal y muchos tipos más. Sin embargo, la invitada de este lunes de La Ventana nos invita a entender el amor de una manera muy distinta. Lucila Rodríguez es directora general de PorCausa, además de directora de los ensayos de Nuevas Narrativas Migratorias, así como coautora de las Narrativas del Amor y su último ensayo Activistas del amor.

"Uno de los grandes retos del libro fue definir amor. Me acojo a la definición de que el bienestar de la persona depende del bienestar general, y para estar bien uno tenemos que estar bien todos, eso es para mí el amor", ha definido Rodríguez. "Elijo este título porque, en los tiempos que corren, hay que posicionarse muy claramente en esta definición del amor. Si no rápidamente dices amor y salen risitas, y esto no puede ser. Amor es la única antítesis de odio y no puede ser motivo de risa", ha explicado.

Pero en términos generales, la gente no entiende así el amor. Para Lucila, la causa está clara: "El problema es que la gente está agotada. Recibimos al día tantas malas noticias que nos hablan, por ejemplo, de un conflicto en Sudán y ya no lo interiorizamos", ha respondido.

"Nunca me han acusado de ser utópica, pero sí de ser superficial y de ser demasiado optimista. Faltan utopías y sobran distopías, es mas fácil pensar en una tercera guerra mundial que en un movimiento social en pos de la igualdad", ha sentenciado Rodríguez respecto a las acusaciones que le han hecho a las obras que ha publicado.

"Hablamos de los hippies y nadie quiere ser hippie, pero fue uno de los mayores movimientos sociales que hubo en la historia de la humanidad. Paró una guerra y promovió una serie de derechos que antes no teníamos y, aun así, nadie quiere ser hippie, porque se ha convertido en un término peyorativo", ha explicado sobre la evolución del término hippie.

La autora defiende firmemente estas utopías, ya que, según ella, son necesarias. "No vamos a ser capaces de subir unas escaleras si no creemos que somos capaces, igual que no vamos a cambiar el mundo si no creemos que podemos hacerlo. Las utopías son esa herramienta que permite creer que podemos cambiar el sistema, y sin ellas estamos muertos", ha confesado.

"Tenemos un montón de cosas que están sucediendo que son positivas. El alcalde de Nueva York es musulmán, la población musulmana de Nueva York es el 9%. Lo que está pasando en Gaza, que por desgracia nos llegan noticias de desgracias todos los días, está creando las mayores manifestaciones y movimientos sociales de repulsión. Hace falta fijarse también en las noticias positivas y no solo en las negativas", ha ejemplificado para poder ver la parte positiva a todas las desgracias que nos rodean.

"Las instituciones tienen la capacidad de cambiar el marco narrativo, si tú tienes un liderazgo basado en el amor y demuestras que con ese liderazgo se pueden hacer cosas y las comienzas a hacer, eso se contagia", ha finalizado.