Manuel Burque explica qué es lo peor de ser hipocondríaco: "No, no es el miedo"

Madrid

Manuel Burque es hipocondríaco. Así lo ha dado a conocer en el último programa de Me pasa una cosa, en el que comparte algunos de sus traumas con los oyentes de la Cadena SER y con los invitados e invitadas que acuden cada semana a su espacio radiofónico, quienes casualmente sufren de esta misma condición. En esta ocasión, con la cantante Samantha Gilabert, quien también ha reconocido que lo puede llegar a pasar realmente mal por motivos que aparentemente no deberían ser tan preocupantes. Pero es que la hipocondría, ahora conocida como trastorno de ansiedad por enfermedad, nunca te ofrece el beneficio de la duda.

En declaraciones a la Cadena SER, el humorista reconoce que su hipocondría le ha llevado a tener prácticamente todas las enfermedades que existen a nivel global: "En mi cabeza he pasado por todas las enfermedades que existen. A veces incluso tengo varias al mismo tiempo, depende de cómo tenga el día". Puede que un día salga simplemente a comprar el pan y que, cuando vuelva casa, haya contraído dos o tres enfermedades: "Me levanto con un orzuelo y, por la noche, me acuesto convencido de que un insecto me ha puesto huevos en el ojo".

La vida de un hipocondríaco

Y lo peor de todo esto es que vivimos en la era de Internet, en la que podemos encontrar respuestas a cada una de nuestras preguntas prácticamente al instante: "Si me duele el costado, busco en Google que puede pasarme y me salen 15 opciones de golpe. Desde un golpe o una contractura hasta falta de hidratación. Y al final aparece una que dice en algunos casos muy raros, prácticamente imposible que suceda, puede ser cáncer, pues tengo cáncer, ya está. Lo llevo esperando toda mi vida y por fin ha pasado".

A pesar de que no sea más que un simple flato, algunos hipocondríacos como Manuel Burque llegan a pasarlo realmente mal. Y no solo por el miedo generado por este tipo de resultados, sino porque en muchas ocasiones no cuentan con el apoyo de terceras personas: "Pero lo peor de todo no es el miedo. Lo peor es la condescendencia de los que tienes alrededor. Yo sé que es muy difícil convivir con una persona que tiene tanto miedo, pero yo creo que no merezco que se me trate como un niño".

"No estoy loco"

Algo que le ha llevado a recordar una anécdota con su pareja: "Yo estaba comiendo con mi pareja delante de la tele y algo se me atascó como en la boca del estómago. Entonces me dio un dolor muy fuerte, un escozor muy fuerte, me empezó a arder y yo, como no reconocía el dolor, caí al suelo con la cara costreñida dando espasmos. Me tiré al suelo, esto es literal, me tiré al suelo y empecé a gritar que tenía que ir a urgencias".

Principalmente porque nunca le había pasado algo igual y no sabía a qué se enfrentaba: "Entonces me arrastré hasta el dormitorio, me tumbé en posición fetal a ver si se me pasaba, rezando de que no fuese nada grave. En un momento pensé que iba a toser sangre, pero la comida acabó pasando al estómago y, agotado, me levanté y volví al salón". Una vez allí, le explicó a su pareja que ya estaba mejor, pero a esta no parecía haberle alertado demasiado el hecho de que estuviera tirado por los suelos: "mucho menos la situación: "Estaba comiendo sin haberle dado pausa a la serie. Es decir, me vio como si estuviera en una terraza tomando algo y yo vengo a tocar la guitarra. Entonces yo le dije que había estado a punto de morir y ella me respondió que no iba a pasar eso: "Se ha creado una coraza".

Por todo ello, y dado que se siente solo en este tipo de situaciones, ha hecho un llamamiento tanto para quienes son hipocondríacos como para sus familias: "Yo solo quiero un poquito de atención. Un poquito de cariño cuando me pasa algo, un tac y a lo mejor una con palmadita en la espalda. No muy fuerte porque tengo mal las cervicales y me puedes lesionar, nada más. ¿Pero sabéis qué? Que al final, por imperativo lógico, me pondré enfermo algún día, y entonces... ¿Quién se reirá? ¿Quién? No estoy loco".