Así opera el poderoso fundamentalismo estadounidense que quiere imponer un capitalismo bíblico en el mundo

Se ven a sí mismos como los elegidos de Dios en el mundo para librar una guerra espiritual y mueven millones de dólares a través de corporaciones libres de impuestos. ‘The Fellowship’, también conocidos como ‘La Familia’, son la organización cristiana más antigua, influyente y políticamente comprometida de Estados Unidos. Hay congresistas de ambos partidos que están bajo su paraguas, pero sus tentáculos son globales porque su objetivo último es imponer un capitalismo bíblico en el planeta.

Su equivalente español podría ser el Opus Dei en una versión evangélica protestante. El paralelismo lo pone Jeff Sharlet, autor del libro ‘La Familia. Las raíces invisibles del fundamentalismo en Estados Unidos’ que inspiró la serie de Netflix. “Lo que la diferencia del resto de grandes organizaciones cristianas de derechas es que no buscan publicidad. No tratan de salvar a las masas. Tienen una idea teológica particular que busca convertir a quienes llaman hombres clave, a la élite, a personas que ellos creen que pueden desarrollar la sociedad que tienen como ideal. Y el resto, nosotros, podremos vivir en ella sin más”, añade.

El periodista y escritor estuvo en la sede central de la organización en Arlington, en Virginia, y la recuerda como una gran mansión con gente de todo el mundo. El movimiento, fundado en 1935, tiene una aspiración global, y eso se notaba entre los presentes, desde diplomáticos a jefes de Estado, muchos de los cuales querían hacer contactos. “Es un centro internacional con gente sofisticada y educada, pero no son o no actúan de la manera en que la política espera que actúen los fundamentalistas”, cuenta Sharlet.

La fe y la religión marcan la política y la sociedad norteamericana y ‘La Familia’ influye en las élites que dirigen la nación. Quieren ejercer el poder y construir el reino cristiano en la tierra, pero sus dogmas no siempre proceden de la Biblia o representan una interpretación estricta de la misma. “Su idea de la religión es mucho más simple”, explica Sharlet. “Cuando comenzaron, su primera misión fue oponerse al movimiento obrero organizado. Lo consideraban ofensivo para Dios. Impulsaron entonces lo que algunos miembros de la organización llamaban en privado como capitalismo bíblico. Es esa idea defendía que el capitalismo es algo que anticipa la Biblia, y eso no es cierto. La Biblia no lo predice en absoluto”.

Otro ejemplo es que la mayoría de sus miembros no va a misa. “La relación de cada uno de ellos con Dios está determinada por lo que ellos llaman grupo celular. Están formados por congresistas norteamericanos y también por parlamentarios de otros países. Son grupos organizados por seis, ocho, diez hombres, no mucho más, y sólo hombres se reúnen y discuten sobre lo que Jesús quiere de ellos. La referencia no es la Biblia. La referencia principal es la idea de Jesús como hombre fuerte, como una figura autoritaria”, asegura el autor. “La línea argumental en la que se basa este movimiento es la verdad de Jesús y su fortaleza. Esa es para ellos la única verdad. Lo es todo. Y como Jesús es un hombre fuerte, Dios, buscan en la tierra hombres fuertes que ejerzan el liderazgo y que se asemejen a ese tipo de perfil y concepto autoritario”. Por eso uno de los aspectos más destacados de los líderes históricos de esta organización es la adoración que sienten por líderes de regímenes autoritarios como Hitler, Stalin o Mao.

Las redes de poder de ‘La Familia’

Hay una treintena de congresistas vinculados con esta organización y figuras de gran notoriedad que le son cercanas. La investigación del periodista descubrió que Hillary Clinton es una de las “amigas” de la familia, aunque no forme parte de ella. Pero Sharlet insiste en que el movimiento es fundamentalmente de derechas. “Hay un puñado de demócratas, pero en su mayoría son republicanos y son algo más de 30 con los que la familia tiene algún tipo de interacción”, entre ellos, el senador Chuck Grassley.

Así se explica que hayan sido capaces de ejercer una red con influencia incluso en la legislación de Estados Unidos. Jugaron un papel importante, por ejemplo, en las restricciones al aborto, aunque según el autor “no tienen una lista de prioridades u objetivos políticos”.

Jeff Sharlet ve en el trumpismo ciertos aspectos que el presidente Donald Trump ha absorbido de ‘La Familia’. “Mike Pence, su vicepresidente durante el primer mandato y del que ahora está muy alejado, era miembro de la familia, y aunque en cierta forma el trumpismo se lo ha tragado todo, en Estados Unidos, la familia ha entendido que la mejor forma de influir en el trumpismo es allanar el camino”, explica, siguiendo con la idea del líder autoritario y bendecido por Dios.

Pero si en un lugar ha sido decisivo como movimiento político es en Uganda. Su ayuda ha logrado mantener al dictador Yoweri Museveni 40 años. “El movimiento le contrató como cliente. Fueron sus representantes en Washington lo que convirtió a Uganda en una especie de estado apoderado por Estados Unidos”, cuenta el periodista.

A lo largo de su investigación, Sharlet ha descubierto las conexiones del grupo con los regímenes más sangrientos del planeta: el genocidio en Indonesia, los escuadrones de la muerte en Centroamérica, su apoyo a los generales brasileños que mantuvieron la dictadura o su injerencia en Haití. El movimiento son todos ellos, y también el senador Ted Cruz o el vicepresidente JD Vance. “Todos ellos son el movimiento. La religión de élite en los Estados Unidos es el fundamentalismo estadounidense”, sentencia Sharlet.