La profunda reflexión de Íñigo Pérez ante la polémica de LaLiga en Miami: "Si quieres seguir chupando del bote, hay que aceptarlo"
El entrenador del Rayo Vallecano asume las consecuencias de los "salarios indecentes" de la élite del fútbol

Íñigo Pérez, entrenador del Rayo Vallecano

El Rayo Vallecano ultima los preparativos para una temporada histórica todavía con la incógnita de su estreno. Está predestinado el equipo a inaugurar la temporada visitando al Girona este viernes (19:00h), aunque esta hora está en el aire después de que los catalanes hayan insistido en posponer la disputa debido a las altas temperaturas previstas en pleno 15 de agosto. No es el único frente que mantiene en vilo a LaLiga, que en las últimas horas ha visto cómo sus deseos de trasladar uno de sus partidos a Estados Unidos ha empezado a recibir un rechazo frontal de parte de sus protagonistas.
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Ninguna de los dos grandes temas de actualidad gusta tampoco a Íñigo Pérez, entrenador del Rayo. Sin embargo, el rayista ha aportado una nueva perspectiva desde la decepción que le provoca hacia dónde está derivando el fútbol de élite. Y es que, como ha manifestado este jueves ante los medios de comunicación, esta necesidad de exprimir económicamente a los profesionales del fútbol es consecuencia directa de los contratos firmados.
Preguntado en primera instancia por las intenciones de cambiar la sede del Villarreal-Barça liguero a Miami, Pérez sorprendió con una autocrítica inédita hasta la fecha: "No me gusta, como lo del calor. No me gusta jugar con 38 grados igual que no me gusta que se lleve un partido al extranjero", emprendió.
"Pero si no me gusta y quisiera cambiar tanto una como la otra no debería entrar en la hipocresía de decir 'no me gusta, esto es una vergüenza'. Que está muy bien, pero entonces salte de esta rueda de la cual no te quieres salir, ¿por qué? Porque soy entrenador de Primera División, cobramos salarios indecentes para mi gusto para lo que hacemos y no nos queremos ir", amplió, poniéndose como ejemplo de este círculo vicioso del que los grandes protagonistas del fútbol se niegan a rechazar.
"Yo no soy capaz de irme y decir 'yo no quiero pertenecer a esto'. Entonces, si tú quieres seguir cobrando y chupando del bote, hay que aceptarlo. Pero la realidad es que no me gusta", incidió, comprensivo como pocos respecto a las medidas impopulares que vienen tomándose desde las organizaciones.




