El Supremo rebaja un año la pena a un asesino machista porque la casa de la víctima, que desvalijó, también era la suya
Confirma la sentencia por asesinato con alevosía, maltrato habitual, robo con fuerza y estafa que dictó la Audiencia Provincial de Barcelona y fija la pena en 28 años y 9 meses de prisión

Vista del Tribunal Supremo. / Blanca Millez (EFE)

La Sala de lo Penal del Tribunal Supremo ha confirmado las penas impuestas a un hombre por el asesinato con alevosía de la mujer que había sido su pareja y el maltrato habitual al que la había sometido antes de estrangularla, pero le rebaja un año la condena por el robo con fuerza que practicó en el domicilio de la víctima después de ocultar su cadáver considerando que el también vivía allí. Se queda en 28 años y 9 meses de cárcel.
La sentencia, a la que tuvo acceso la Cadena SER, elimina así el agravante de robo en casa habitada que había apreciado la Audiencia Provincial de Barcelona porque, según razona, está previsto para proteger "la intimidad domiciliaria como espacio de privacidad", lo que comparten "todos los que a modo de unidad familiar ocupan el domicilio", es decir, se quedan fuera de su aplicación "quienes en convivencia consentida con la víctima, comparten el mismo".
En todo lo demás, el Supremo da la razón a la sentencia de instancia que confirmó la Audiencia Provincial y rechaza cada uno de los argumentos de la defensa, como que no podía atribuírsele un delito de estafa por haber estado utilizando las tarjetas bancarias de la mujer o haber intentado vaciarle la cuenta después de asesinarla.
Los hechos se remontan al verano de 2019, cuando el condenado inició una relación con la mujer y se fue a vivir a su casa, donde ella convivía con su hija pequeña. Durante la convivencia, mostró "actitudes de hostilidad y agresividad verbal e instauró un clima de dominación e imposición, con continuos gritos, menosprecios, insultos y vejaciones continuadas en un contexto de afán de control y voluntad de aislamiento social y familiar de su pareja", una conducta que "se fue generalizando poco a poco". La sometió a ataques y agresiones físicas y violencia psicológica en presencia de la niña.
En enero de 2020, la golpeó repetidamente en la cara y la cabeza, hasta que la asfixió sirviéndose de una cuerda que llevaba consigo y una bolsa de plástico. El cuerpo fue encontrado así, dentro del canapé de una cama. Había una decena de huellas suyas. Luego haría compras con la tarjeta de la víctima, retiradas de efectivo y una transferencia de 3.000 euros a su propia cuenta bancaria.
El Supremo confirma un año y nueve meses por maltrato habitual, 23 años por asesinato agravado por género y parentesco (y reducido por dilaciones indebidas en la instrucción de la causa), tres años por el robo con violencia (que eran cuatro en primera instancia) y dos años por la estafa agravada.




