España se suma a la condena internacional al plan israelí de extender los asentamientos ilegales por Cisjordania

El plan anunciado este jueves por el ministro de Finanzas de Israel, el ultraderechista Bezalel Smotrich, para construir más de tres mil viviendas ilegales en el territorio ocupado de Cisjordania ha despertado una reacción en cadena de condena en casi toda la comunidad internacional.

Ese "casi" acompaña al silencio de Estados Unidos, pero tanto Naciones Unidas como países de Europa y Oriente Próximo han mostrado su rechazo al plan con un argumento casi unánime: que hace prácticamente imposible alcanzar la solución de dos Estados.

También es un paso más en relación con el plan del gobierno israelí de tomar totalmente la ciudad de Gaza próximamente.

España ha expresado su rechazo con un comunicado publicado en la mañana de este viernes en el que recuerda que "todo asentamiento es ilegal conforme al derecho internacional". España sigue siendo partidaria de la solución de los dos Estados y subraya su "preocupación" por el deterioro de la situación en Cisjordania, "por la expansión de los asentamientos y la creciente violencia de los colonos".

Llamativa es la reacción también del gobierno de Alemania, el principal aliado de Israel en Europa, que continúa la línea de mayor severidad hacia la política de Netanyahu desde la llegada de Merz a la cancillería. En el comunicado del gobierno alemán, Berlín denuncia que estos planes "restringirían aún más la movilidad de la población palestina y dividirían efectivamente Cisjordania en dos".

El gobierno alemán rechaza claramente cualquier plan de anexión por parte del gobierno israelí

—  Comunicado del Gobierno de Alemania

Este rechazo lo comparten Naciones Unidas y países cercanos geográficamente a Israel como Jordania, Egipto, Catar o Turquía. Tal y como denuncia el gobierno de Alemania, el plan de Smotrich implicaría separar Jerusalén Este del resto de Cisjordania, de localidades como Belén o Ramala.

El proyecto había quedado en suspenso por la presión de Estados Unidos durante el gobierno de Joe Biden para que no se pusiera en marcha, pero el Ejecutivo hebreo ve ahora vía libre con el respaldo sin fisuras de Donald Trump.

Los motivos detrás del plan

La extrema derecha israelí lleva años exigiendo la anexión de Cisjordania, a la que ellos llaman Judea y Samaria, y lo consideran un paso indispensable para evitar la creación de un Estado palestino.

La base electoral de estos partidos defiende la construcción de asentamientos y la versión más radical del sionismo, mientras que para Smotrich y sus aliados la expansión territorial de Israel supondría un incremento de su seguridad nacional.

La Resolución 242 de la ONU, de 1967, exige a Israel su retirada de los territorios ocupados, mientras que la 2334, acordada en 2016, reafirma que estos asentamientos no tienen validez legal y constituyen una "flagrante violación del derecho internacional". La Corte Internacional de Justicia sostiene los mismos argumentos.