La ganadería extensiva, clave en la lucha contra los incendios

Madrid

Cada año, 1.550 ganaderos en régimen extensivo echan el cierre en nuestro país, según cálculos de la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG), que apunta que, solamente teniendo en cuenta las explotaciones de vaca nodriza y de ovino de carne, desde 2006, más de 28.000 han cerrado sus puertas.

Y la pérdida de todos esos rebaños, cada vez menos comunes en los paisajes españoles, es una de las causas que -sumadas a una primavera especialmente lluviosa y un agosto que, según la AEMET, va camino de ser el más caluroso desde que hay registros- está favoreciendo la expansión y la virulencia de los incendios, que ya dejan 39.155 hectáreas arrasadas en lo que llevamos de año, según las estimaciones de Copernicus.

"Los rebaños se comen todo lo que podría arder" resume Joaquín Gargallo, responsable de vacuno de COAG y ganadero. "Esto va a ayudar a reducir la carga de combustible en el medioambiente y no solo eso sino que, gracias al trasiego por el monte va a romper esa continuidad vertical, generando una interrupción del combustible forestal entre la hierba y las primeras ramas de los árboles, evitando esos incendios de copas que tantísimo preocupan a los medios de extinción", explica. Pero, además, los animales también transitan por los montes, lo que hace que, al pisar el terreno reduzcan "la carga vegetal, rompiendo ramas e incorporándolas al suelo vegetal".

Además, señala Gargallo, los rebaños rompen también la continuidad horizontal del terreno, que "se reduce gracias a que habrá zonas con especies más apetecibles para los animales, lo que va a conseguir que se generen zonas en que el fuego no va a poder pasar porque no va a haber materia seca".

También se pierden los cuidados y la vigilancia de los ganaderos

Ventajas de la ganadería extensiva a la que también se suma el hecho de que, junto a los rebaños, siempre hay uno o varios profesionales que vigilan y cuidan del terreno. "El que estemos los ganaderos en el monte implica que hay más ojos vigilando si hay un conato de incendio, que las infraestructuras forestales que nos van a ayudar a los medios de extinción, como abrevaderos, balsas, sendas, caminos, pistas forestales... van a estar convenientemente mantenidas y, sobre todo, el conocimiento del terreno" apunta Gargallo.

Por eso, señalan desde las organizaciones agrarias, es vital que se mantenga la ganadería extensiva porque, además, las zonas en las que desaparecen las explotaciones son aquellas donde la extinción del fuego resulta más compleja.

"Lo que está ocurriendo este año con la problemática de los incendios en nuestro país viene dado por algo que en UPA venimos denunciando en los últimos años, la desaparición de las explotaciones familiares en determinadas zonas que tienen un relieve pronunciado, zonas de alta montaña, que ha hecho que muchas explotaciones, por la falta de políticas dirigidas al mantenimiento de las mismas hayan ido abandonando y ahora tengamos una situación donde nadie gestiona estos territorios", explica Ignacio Huertas, secretario de Agricultura de la Unión de Pequeños Agricultores (UPA).