El Donbás, reclamo de Putin innegociable para amarrar el área de influencia histórica de Rusia

Madrid

A pocos meses del inicio de la invasión rusa de Ucrania a gran escala, Putin reformó la Constitución para consumar la anexión de cuatro regiones: Donetsk, Lugansk, Jersón y Zaporiyia. Para ello, modificó el artículo 65 de la Carta Magna que incluye 85 entes federales.

Pasó entonces a tener 89, el mismo número que la Federación Rusa tenía dos años después de la desintegración de la Unión Soviética en 1991. Este movimiento legislativo en octubre de 2022 fue el mismo que Putin ya hizo en 2014 tras la anexión de la península ucraniana de Crimea y que fue condenada unánimemente por la comunidad internacional.

"El presidente ruso intenta recuperar el área de influencia del imperio zarista y que fue de la Unión Soviética tras la Segunda Guerra Mundial. Rusia se considera una gran potencia y exige que el mundo la reconozca como tal", explica Florentino Portero, analista senior de relaciones internacionales en la Fundación Civismo.

Rememora la crisis de Moldavia "que está dividida en dos" y con presencia de la tropas rusas en Transnistria, "un tema particularmente delicado". Igualmente, el analista apunta a la invasión rusa de Georgia en agosto de 2008 y que acabó con la incorporación de dos territorios del norte a la Federación Rusa.

Por ello, recalca, la invasión de Ucrania "no responde a intereses económicos": "La política rusa se ciñe a valores mucho más arcaicos, más idealistas y nacionalistas. Putin presentó una iniciativa diplomática compleja a Estados Unidos y a la OTAN para que se retiraran el armamento nuclear norteamericano en Europa y las tropas en las zonas limítrofes con Rusia".

Con esto, el presidente ruso buscaba en 2020 desmontar parte de la estructura de seguridad europea que surgió después de la Segunda Guerra Mundial para abonar el camino a un nuevo sistema de influencia rusa en el Este del continente europeo: "Esto supondría un debilitamiento de la Alianza Atlántica y el freno de la UE hacia la zona oriental del continente. Como Estados Unidos y la OTAN rechazaron este planteamiento, Rusia invadió Ucrania para lograr por la fuerza que abandone cualquier expectativa de incorporarse al bloque comunitario o a la Alianza Atlántica", puntualiza Portero.

Por su parte, Oleg Lukin, investigador de Diacronía y colaborador de El Orden Mundial, indica que la ocupación del Donbás le permite a Moscú un corredor estratégico hacia Crimea, pero no es este el principal motivo por el que Putin busca su anexión: "El problema aquí es que Ucrania no es que le suponga una amenaza por su capacidad militar. A Rusia le genera un problema que su vecino, en antaño un vasallo, ahora se desarrolle democráticamente y tenga perspectivas de prosperidad con independencia de Moscú".

Parte de la "Nueva Rusia" y zona conflictiva

La región oriental del Donbás, en la frontera con Rusia y compuesta por las provincias de Lugansk y Donetsk, es una de las exigencias de Putin para negociar un alto el fuego en Ucrania. Desde 2014, está latente en esta zona un conflicto armado entre el ejército de Kiev y las milicias separatistas apoyadas por Moscú.

Aquel año, en el que también Rusia se anexionó Crimea, se firmó en Minsk un primer acuerdo para un alto el fuego en la zona que ha quedado en papel mojado junto con el que se selló un año después: "El Donbás ha sido una zona muy conflictiva por varios motivos. Está en la frontera y tiene un fondo sociológico simpatizante con Rusia porque migró allí mucha población en tiempos de los zares y creó lo que se conocía como la Nueva Rusia por el auge de la metalurgia", argumenta Portero.

El parlamento ucraniano declaró la independencia del país y su ruptura con la URSS el 24 de agosto de 1991. No fue una democracia justo después, pero en el proceso para resolver sus problemas de forma autónoma, fue creciente el número de ucranianos que consideró que el futuro debe estar ligado a la Unión Europea para blindar la democracia, garantizar la seguridad jurídica, atraer la inversión y favorecer el bienestar socioeconómico.

En el momento en que el gobierno da un giro en su política exterior hacia las instituciones comunitarias, explica Portero, Rusia reacciona para tratar de evitarlo: "Comienza a actuar en el Donbás la inteligencia militar rusa para animar la formación de grupos de resistencia que acabarían siendo guerrillas prorrusas. Compra voluntades y hace uso de la violencia para frenar el sentimiento de integración en Europa. Además, hay amenazas diplomáticas por parte de Moscú que derivó en tensiones a partir del 2013". Esta acción pasa por encima del memorándum de Budapest, un pacto en el que Rusia se comprometió en 1994 a respetar la soberanía e integridad territorial de Ucrania a cambio de que este último país aceptase su desarme nuclear.

En estos momentos, relata Oleg Lukin, el Donbás se ha convertido en un eslogan de resistencia: "Ya no se le puede parar los pies al convencimiento del Kremlin de que la región le pertenece. Así lo siente también la opinión pública tras toda la maquinaria propagandística".

Efectos en Ucrania y en Europa

"Europa no genera disuasión suficiente para contener a Rusia. Está haciendo estallar por los aires el marco jurídico de referencia sobre el que se fundamenta nuestra convivencia y esta no es la primera vez", indica Portero. El analista considera que Moscú sigue avanzando y podría llevar a cabo otra actuación en territorio noruego, en los estados bálticos o en el ámbito del Cáucaso.

Es el resultado de "haberse tomado muchas libertades porque sabe que no corre mucho riesgo": "Si en las negociaciones para el fin de la guerra en Ucrania se accede a que Rusia se quede con los territorios ocupados iniciará nuevas campañas más adelante en otros espacios que fueron en su momento de su influencia".

En la víspera de la reunión en Alaska entre Donald Trump y Putin, la Comisión Europea ha asegurado que seguirá presionando a Moscú con sanciones económicas e individuales. La portavoz comunitaria Arianna Podesta sostiene que la Unión ya está trabajando en el decimonoveno paquete de estas penalizaciones cuya aprobación se prevé en septiembre.

La pérdida del Donbás por parte de Ucrania supondría un duro golpe para el país, puntualiza Lukin, ya que tan solo conservaría en la parte litoral el corredor de Odessa hacia el Mar Negro. No obstante, "se verá más adelante hasta qué punto Kiev luchará para defender las regiones ocupadas": "Tendremos que esperar a las futuras negociaciones que incluyen una posible cesión de territorios a Rusia. Estamos viendo todo tipo de encuestas a la ciudadanía que revelan la preferencia por un alto el fuego".