Glòria de Castro: "La familia es el lugar que debería sostenernos, pero también está lleno de violencia para las mujeres"
'Los templos solemnes' es la segunda novela de la escritora, una huida de una misma y de la ciudad al campo, buscando la belleza en medio de una naturaleza cruel y distópica

Glòria de Castro: "La familia es el lugar que debería sostenernos, pero también está lleno de violencia para las mujeres"
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Glòria de Castro acaba de publicar Los templos solemnes, con Periscopi en catalán y con Lumen en español. Su segunda novela, después de la premiada El instante antes del impacto, que ella misma ha traducido porque no le gusta que le toquen sus cosas, advierte. Nos cuenta la huida de Nina, con su marido Iván y su hijo Ariel, de la gran ciudad a una casa en ruinas y en medio de un campo devastado, tras un incendio que lo ha arrasado todo. A ritmo de There is a light that never goes out de The Smiths.
Glòria nació en Caldes de Montbui, provincia de Barcelona. Trabajó durante 25 años en el mundo de la publicidad, hasta que un día decidió dejar el ruido de la ciudad de Madrid para instalarse en el campo en Mallorca. Para vivir una vida más tranquila, dice hoy rodeada de naturaleza y de animales, en un silencio que solo interrumpen las chicharras.
"Creo que esta novela va un poco de la búsqueda de la belleza, que es el gran objetivo del ser humano siempre. Desde los griegos, que en la novela habla mucho de las mitologías griegas, hemos estado buscando la belleza. Y las polis griegas se construían con este objetivo, el de crear un espacio donde la gente pudiese relacionarse entre ellos y a la vez con la belleza circundante", nos explica la escritora.
En Los templos solemnes la belleza circundante es violenta. Hay un pantano que es como un agujero negro que se traga todo. Ha tenido lugar un incendio que lo arrasó todo. Se producen tormentas eléctricas y la familia tiene miedo a un gran apagón por las tormentas solares. El marido de Nina, además, es un docente apartado por hablar de cambio climático. Es una de las inquietudes de Glòria.
"Quería que el espacio y la naturaleza fuesen un personaje más y claro que es una historia de de enfado, de denuncia, aunque no quería meterme políticamente en este campo. Pero sí que, al hablar de naturaleza, al hablar de la tierra, de las piedras, necesitaba entrar en ese tema, en el del cambio climático y de cómo hay como ahora una corriente de negacionismo que nos aparta otra vez de la belleza. Porque la naturaleza, al final, es el único lugar o el último lugar que nos queda para poder llegar a esa belleza".

Cubierta de 'Los templos solemnes', de Glòria de Castro / Lumen

Cubierta de 'Los templos solemnes', de Glòria de Castro / Lumen
Nina, su marido Iván y su hijo Ariel tienen que abandonar el piso en el que viven porque el edificio tiene unas grietas por las que cabe una mano y corre riesgo de derrumbe. Hacía tiempo que Nina sentía cómo todo se derrumbaba. Antes de dejar la gran ciudad, de hecho. Reconstruir la casa a la que se mudan es como reconstruir sus vidas, pero cada sitio tiene sus propios monstruos, piensa Nina. Y es que la casa es la del padre de Nina, un exmilitar retirado a la fuerza que ni era cariñoso con sus hijos y les hacía trabajar duro.
"Quería crear esta contradicción de las mujeres como un ser maternal, pero a la vez un ser cargado de rabia y de mala leche, porque las mujeres están siempre en esta dicotomía de dónde termina la madre y empiezo yo como mujer, con mis aspiraciones y mis ambiciones. Pero estoy completamente anclada a este ser que tengo que cuidar. La familia es un poco este lugar donde deberíamos realizarnos como mujeres, pero también es un lugar que en vez de sostenernos, nos mete en un lugar donde hay mucha violencia".
"Nina es una mujer enfadada, pero tiene su razones de mucho peso que irá relatando a lo largo de la novela. Siempre está huyendo de algo y buscando este lugar de paz, que no sabremos si lo llegará a encontrar. Cuando leo, busco siempre esta voz de mujer enfadada y me cuesta encontrarla en la literatura, aunque hay escritoras argentinas que la están desarrollando y que me fascinan".
Precisamente una argentina, la escritora Florencia del Campo, nos presentó a finales del año pasado Que tenga una casa, en la que recuerda cómo fue el proceso de mudarse a España y buscar una casa en el campo. Una reflexión sobre las casas, los cuerpos que las habitan, la memoria y la infancia. Temas que también recorren Los templos solemnes.

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La escritura de Glòria de Castro está muy influenciada por los cuentos originales de los Hermanos Grimm. La casa protagonista de su novela es la casa de verano en la que el padre cazaba con los niños, descuartizaba animales, así que Nina está familiarizada desde pequeña con la muerte, la sangre y las vísceras. "A los cuentos infantiles se les ha quitado todo el gore. Y yo creo que los niños, desde pequeños, necesitan familiarizarse o ver qué relación establecen con el miedo, con la sangre, porque eso les va educando a lo que se van a encontrar posteriormente. Hoy todo lo que se escribe para los niños es empatía, educación emocional, cuando en los cuentos de Grimm hay mutilaciones, se cortaban mujeres en pedacitos y hay sangre".
La escritora comparte reflexiones con Pilar Adón en Las iras, un conjunto de relatos oscuros protagonizados por niñas y adolescentes que se enfrentan a sus primeros dolores. "De pequeña me fascinaban esas historias súper sangrientas, pero entró Disney y lo dulcificó todo. A mis hijos les he contado historias de miedo cuando eran pequeños y ahora les fascina el miedo. Creo que he ayudado a normalizar su relación con el miedo, en vez de apartarlo, y también crea una sensación de incertidumbre que también está bien".

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Glòria de Castro es, además, una mujer muy divertida. Hemos empezado escuchando a The Smiths y terminado con Julio Iglesias, recordando aquellos largos trayectos en coche. Toda la entrevista dándole al play o en tu plataforma de audio favorita.




