2.000 ovejas y 200 personas para salvar un pueblo de las llamas: vecinos y voluntarios se organizan en Valverde de la Sierra (León)
Entre todos han trabajado sin descanso para levantar un cortafuegos casero

Los vecinos se organizan en Valverde de la Sierra (León) para construir un cortafuegos
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Boca de Huérgano (León)
El incendio forestal que arrasa la montaña leonesa, en las faldas de los Picos de Europa, sigue sin cifras definitivas, pero las primeras estimaciones hablan de entre 10.000 y 25.000 hectáreas calcinadas solo en este frente. A ello se suman decenas de fuegos activos en la provincia.
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Esta semana, los bomberos han hecho lo que han podido, pero el fuego ha avanzado imparable hasta las últimas horas. La bajada de temperaturas ha dado un respiro, aunque muchas zonas se han salvado, quizá, gracias a la respuesta vecinal.
En Valverde de la Sierra, un pueblo que en invierno no supera los 20 habitantes, 200 personas —entre vecinos, veraneantes y voluntarios llegados de toda la comarca— han trabajado sin descanso para levantar un cortafuegos casero. Antonio, carpintero del pueblo, nos cuenta con la voz cansada que "esta mañana hemos desbrozado todo lo que se ha podido el perímetro del pueblo, para prevenir en caso de que llegue el fuego. No puedes esperar a que llegue para hacerlo".

Su hija Paloma, que hace años dejó el pueblo, ha vuelto para ayudar. Mira a su padre con orgullo y nos explica que no ha parado: "Ayer no sé si habrá dormido tres horas. Subía a un puerto, bajaba, avisaba a los vecinos, volvía a subir… y así todo el día".
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"Son el caldo de cultivo perfecto para el fuego", explica el experto José Manuel Fernández
El presidente de la junta vecinal, Ignacio, se emociona al contarlo: "Ha habido gente que quería venir desde Asturias, desde no sé dónde… Les dijimos que había restricciones, pero aun así mucha gente ha venido. Es muy emocionante".
Fernando asiente y reconoce que "enorgullece que venga la gente y te eche una mano. Siempre ha sido así: cuando hay una desgracia en un pueblo, los vecinos se ayudan".
Entre esos voluntarios está José Manuel, un pastor extremeño que cada verano cruza media España con sus 2.000 ovejas, a través de las cañadas, para pastar en Valverde. Este año, sus animales se han convertido en una herramienta inesperada contra el fuego: "Las ovejas van comiendo poco a poco y, con las pezuñas, pisotean el terreno. Me dijeron: tráelas al pueblo. Y les dije: no lo digo en broma, que verás cómo desbrozan. Y lo han dejado todo trillado".

Dos mil ovejas y doscientas personas han trabajado día y noche para construir una muralla invisible: un cortafuegos que protege la vida y los recuerdos de un pueblo que se niega a arder.

Adrián del Pozo
Periodista de informativos en los fines de semana. He pasado por la sección de Sociedad y por las radios...




