Un experto en mediación vecinal explica 'el dilema de la naranja', clave para evitar problemas en comunidades de vecinos

Madrid

Un tribunal austríaco ha condenado recientemente a un vecino a pagar 30.000 euros por el ruido constante de las ranas de un estanque cercano. Aunque los casos de ranas croando con fuerza son menos habituales en España, el exceso de ruido sí puede ser motivo de sanción.

José Ignacio Lleo, abogado y presidente del Instituto de Justicia Colaborativa (IJUC), ha explicado en La Ventana que "en España se podrían poner multas de hasta 3.000 euros tras una medición de decibelios por parte de la policía local. Si el caso se da con una demanda entre particulares, se necesitaría un informe tanto del ruido como del daño producido al demandante”.

Aunque lo primero es pedir educadamente que cese el comportamiento. Desde abril de este año, antes de que un caso llegue a juicio es obligatorio intentar la mediación entre las partes. Lleo ha aclarado: "La mediación se explica con el ejemplo de la naranja: si dos personas quieren la misma naranja, en el sistema tradicional del juzgado el debate se centra en derechos. Sin embargo, en mediación nos centramos más en intereses: ¿Para qué quieres la naranja? ¿Por qué la quieres? Realizando este tipo de preguntas podemos llegar a la conclusión de que igual uno quiere el zumo y el otro la cáscara para realizar un pastel, y así conseguimos llegar a un acuerdo de las partes".

Otros conflictos vecinales y cómo mediar en ellos

El verano trae consigo otros conflictos vecinales habituales. Sobre las barbacoas y la inevitable contaminación de humo que provocan, Lleo ha señalado que "la resignación no tiene porqué ser la única solución. No todo está legislado. Pocos estatutos de vecinos regulan específicamente este tema, por lo que tendríamos que irnos a una regulación más genérica. Pero igualmente es reclamable".

En cuanto a las cámaras de seguridad, el experto ha advertido: "Claramente, en una zona privada tú puedes tener todas las cámaras que quieras. Ahora bien, fuera de esta o en un ángulo en el que capte imágenes de zonas comunes, no se puede poner de ninguna manera porque infringes la privacidad del resto de vecinos. El único caso en el que esto sería posible es tras aprobación en una junta de vecinos como medio de seguridad".

Otro foco de conflicto son las piscinas comunitarias. "Está el típico caso de las reservas abusivas de las hamacas, pero una vez más lo que más preocupa a los vecinos es el ruido. Aquellos cuyas ventanas están más próximas a las piscinas se quejan de que esto dificulta el descanso. La solución en estos casos es limitar los horarios, respetando las horas de descanso como puede ser la siesta”, ha concluido Lleo.