Verano en los bares: terrazas vacías por el calor y cocinas cerradas porque falta personal
En ciudades como Zaragoza, la ola de calor ha afectado "considerablemente" a las ventas de la hostelería

Una terraza vacía, en la Gran Vía de Madrid. / SOPA Images

Los bares españoles atraviesan un verano tórrido en el que las altas temperaturas han vaciado las terrazas de zonas del interior del país, una realidad que ya se deja notar en sus cajas y en el tique medio; convive con otro problema más generalizado, la imposibilidad de algunos establecimientos de abrir las cocinas ante la falta de personal.
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La hostelería afronta el ecuador de un agosto que ha estado marcado por el fuerte calor; desde comienzos de mes, España ha vivido una larga ola de calor que ha dejado en gran parte del territorio avisos rojos por altas temperaturas.
Al inicio del verano, la patronal Hostelería de España ya observaba una tendencia hacia un aumento del consumo turístico más alto en zonas de clima más templado y mayor moderación en las de climas más cálidos, no obstante, las altas temperaturas han desdibujado el mapa, dejando alertas por todo el país.
Olas de calor
Por ejemplo, durante el puente del 15 de agosto, la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) activó alertas de calor en todas las comunidades autónomas.
En la mayoría de los territorios la ola de calor está afectando a las terrazas de los bares, ha explicado a Efeagro Hostelería de España.
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No obstante, las zonas del interior y las áreas rurales se están viendo "bastante perjudicadas", produciendo así una bajada de la afluencia a las mismas y del tique medio, además el calor también ha llegado a zonas en las que las temperaturas han sido más bajas, en términos generales.
Aire acondicionado todo el día
Es el caso de Zaragoza, donde la ola de calor está afectando "considerablemente" a las ventas de la hostelería.
"Las terrazas están siendo inservibles", ha lamentado el presidente de la Federación de Empresarios de Hostelería de Zaragoza y Provincia (Horeca Zaragoza), Fernando Martín, quien ha reconocido que los ingresos por estos espacios están siendo "nulos".
Pero más allá de las terrazas, los negocios se están viendo resentidos en general por el calor ya que desciende el tráfico de personas por las calles y, por ende, en los bares que, a su vez, afrontan un gasto extra con el aire acondicionado, cuando lo tienen, encendido durante toda la jornada.
Cerrado por vacaciones
Todo ello ha derivado en un aumento del gasto y un descenso de las ventas, ha concretado el presidente de Horeca Zaragoza, en un momento en el que los negocios también están adecuando sus horarios a las olas de calor, con cierres después de las comidas y durante las tardes.
"Hay muchos establecimientos que cierran incluso en agosto porque es más rentable", ha apuntado, a la vez que ha intentando mandar un mensaje de calma: "El verano es verano y hace calor, la gente sale menos a la calle y el que no se va de vacaciones prefiere estar en su casa", ha concluido.
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En Galicia la situación es diferente, ya que el calor de las zonas del interior y del sur ha llevado a muchos ciudadanos a optar por esta parte del país, revirtiendo así en una mayor afluencia en sus bares y restaurantes, ha explicado el presidente de la Confederación de Empresarios de Hostelería y Turismo de Galicia, Cheché Real.
Y aunque la afluencia no sea un problema, la hostelería de Galicia también afronta una dificultad añadida con los incendios que, por el momento, hay activos en la región.
"Hay precavidos que no están viniendo para acá (por el fuego)", ha comentado Real.
Invertir en una cocina y no poder abrir
A los efectos del calor del verano hay que sumarle otro de los males ya endémicos del sector que se hacen más latentes en la temporada estival: la falta de personal y de trabajadores cualificados.
Las consecuencias del problema de empleo en la hostelería se sienten en las propias cocinas; en Meaño (Pontevedra), el alojamiento hotelero As Sete Campàs no ha podido abrir su servicio de tapería debido a la falta de trabajadores.
"No hemos encontrado a nadie", ha sentenciado uno de sus responsables, Héctor Valiente, quien ha tenido que poner en una balanza el abrir el negocio hotelero o la parte de bar-restaurante, después de haber hecho una inversión de unos 50.000 euros para poder contar con una cocina.
La situación se repite en muchos de los locales —rurales y familiares— contiguos, ha replicado, en los que encontrar personal se convierte en una misión imposible y para los que la solución pasa por abrir menos horas o ofrecer solo servicios de cenas.
Turismo extranjero masivo, calor, falta de personal e incendios se han sentado así a la mesa de la restauración al menú de un verano al que aún le faltan algunos platos por servir.




