Zuckerberg no es un gran innovador tecnológico, pero inventó algo nunca antes imaginado "con la más baja de las intenciones"
Un invento que ha transformado radicalmente nuestras vidas, nuestras emociones y nuestra política

Zuckerberg no es un gran innovador tecnológico, pero inventó algo nunca antes imaginado "con la más baja de las intenciones"
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Mark Zuckerberg no es un genio técnico. No inventó el algoritmo definitivo ni revolucionó la ingeniería digital. Pero como explica Jaime García Cantero en el podcast Cibermillonarios de la SER, "las redes sociales tal como las conocemos hoy son un invento de Zuckerberg".
Y ese invento ha transformado radicalmente nuestras vidas, nuestras emociones y nuestra política.
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Zuckerberg no creó la tecnología, pero sí supo ensamblar un sistema que monetiza las emociones humanas más intensas. "Fue capaz de monopolizar los celos, la envidia, la mentira, la ira... todas esas sensaciones, unirlas en una plataforma y monetizarlas", afirma García Cantero. Lo hizo, añade, "con la más baja de las intenciones", a través de lo que denomina capitalismo emocional: una estrategia que explota nuestras emociones para mantenernos enganchados, atentos, disponibles.
El resultado es una máquina de captura de atención sin precedentes. "El gran invento de Zuckerberg es la capacidad hasta ahora nunca imaginada de robar tanto tiempo a tantas personas", dice García Cantero.
Y lo hizo sin necesidad de innovar tecnológicamente, sino entendiendo cómo las emociones humanas pueden convertirse en capital.
"Las redes sociales no son una plaza pública", advierte, "sino un centro comercial y Zuckerberg tiene la llave. A través de Facebook, Instagram y WhatsApp, posee los datos de más de la mitad de la población mundial".
Esa concentración de poder no solo afecta a nuestra privacidad, sino también a nuestra salud mental y a la calidad democrática de nuestras sociedades.
Sin Facebook, no existirían los influencers tal como los conocemos. No sabríamos quiénes son las hermanas Pombo ni Amadeo Llados. "Posiblemente, Donald Trump seguiría siendo presentador de algún programa cutre", ironiza García Cantero. Y nuestra cotidianidad también sería otra: menos airfryers, menos aguacates, menos smoothies. Pero sobre todo, menos tiempo robado.
Zuckerberg no inventó la tecnología. Inventó algo más profundo: una forma de colonizar la atención humana. Y lo hizo, como dice García Cantero, "con la más baja de las intenciones".
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Episodio 4: Mark Zuckerberg y el capitalismo emocional




