Cuesta 15 euros, pero no se puede volver de Estambul sin haber hecho esto
Es la forma más cómoda, auténtica y reveladora de recorrer la ciudad

Cuesta 15 euros, pero no se puede volver de Estambul sin haber hecho esto
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El Bósforo no es solo un estrecho que conecta el mar Negro con el mar de Mármara. Es el corazón de una ciudad que vive entre dos mundos. Europa a un lado, Asia al otro. Y por apenas 15 euros, cualquier viajero puede embarcarse en una travesía que no solo cruza continentes, sino también siglos de historia.
Murat Bosbolut, guía turístico nacido en Estambul, lo resume en El primer vuelo de la SER, con entusiasmo: "Es una de las mejores actividades que uno puede hacer aquí. 100% vale la pena". Subirse a un ferri público, como hacen miles de estambulíes cada día, o a un yate privado para quienes buscan una experiencia más íntima, es la forma más cómoda, auténtica y reveladora de recorrer la ciudad.
Durante los 32 kilómetros de recorrido, el paisaje cambia constantemente: palacios otomanos como Dolmabahçe y Beylerbeyi, fortalezas bizantinas como Rumeli Hisarı, mezquitas imperiales, barrios pesqueros, colinas verdes y mansiones de madera que parecen suspendidas en el tiempo. Todo ello mientras el ferri avanza sin prisa, ajeno al tráfico y al bullicio de la ciudad.
Pero el paseo por el Bósforo no es solo una postal. "El sonido de las gaviotas, el canto del muecín que llega desde alguna mezquita cercana, el aroma del té turco servido en vasos pequeños, el murmullo de los pasajeros locales que cruzan de continente como quien toma el metro" Es una experiencia sensorial comenta Bosbolut.
Estambul es inmensa, caótica, fascinante. Y desde el agua, se entiende mejor. Porque el Bósforo no es solo un canal natural, a diferencia del artificial canal de Panamá, como recuerda Murat, "es el eje que articula la ciudad, su historia y su identidad".




