"Necesitaba matar a un muerto": la historia de la mujer española que viajó desde Texas para desenterrar a su padre
Gracias a la ayuda de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) pudo encontrarle

"Necesitaba matar a un muerto": la historia de la mujer española que viajó desde Texas para desenterrar a su padre
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Durante la Guerra Civil Española, miles de personas fueron asesinadas y enterradas en cunetas y fosas comunes. La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) asegura que todavía quedan en las cunetas de nuestro territorio más de 114.000 personas desaparecidas. Así, en España, hay miles de familias que han vivido y viven después de más de 80 años, con la duda de dónde estarán sus familiares asesinados.
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Esa era precisamente la historia de la familia de Emilio Silva, hasta que el sociólogo y periodista decidió investigar y dio con la fosa en la que estaba su abuelo y otros 12 hombres. Ahora es uno de los fundadores y presidente de la ARMH, un colectivo que lleva años buscando las fosas en las que fueron enterradas víctimas de la represión en la zona franquista.
Las peticiones de ayudas les llegan no solo desde donde todos los rincones de nuestro país, sino también desde el otro lado del océano. Se trata de Esther Montoto, nacida en Oviedo en 1935, pero residente en Houston, Texas. En el año 2003, se iniciaron los trámites para la exhumación de la fosa común de Valdediós, un monasterio en Asturias que fue un Hospital Psiquiátrico, fueron asesinadas catorce enfermeras y tres celadores, entre los que se encontraba su padre. Esther tuvo noticia de que se iba a llevar a cabo y quiso estar presente.

Vivir con la duda de dónde están tus familiares | Entrevista a Emilio Silva, presidente de la Asociación por la Recuperación de la Memoria Histórica
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Al pie de la exhumación, cuenta Silva, Montoto describió como estuvo alerta durante años, a pesar de encontrarse a miles de kilómetros de distancia. "Cuando estaba en casa y llamaban a la puerta, y no era la hora en la que ni volvía a su marido de trabajar, ni sus hijas de clase, algo le subía por el estómago diciendo que era su padre que la había encontrado", decía el periodista. Y es que, la incertidumbre es una de las torturas que padecen los familiares de las personas que son asesinadas y desaparecidas.
Es por esto que, a pesar de los consejos de sus familiares para que lo dejase ir, alegando que habían pasado muchos años y vivir una situación como esa, le podía causar mucho dolor, Montoto decidió acudir. "Ella vino por una necesidad porque esto es lo que se llama el duelo suspendido, pasa con cualquier desaparición. Necesitamos ver a un el cadáver de un ser querido para hacer el duelo, para empezar a despedirle", señala Silva.
Cuando uno no ve ese momento de la muerte, explica el presidente de ARMH, siempre le quedan resquicios de esperanza de que pudiese escapar, generando dudas. "Cuando Esther vino a España, necesitaba matar a un muerto. En el fondo, esa duda, esa esperanza, que era irreal, porque su padre estaba en esa fosa y jamás la iba a encontrar. Necesitaba acabar con esa forma de tortura."




