"Cuando pasaban por ese lugar, hacían unos metros corriendo porque sabían que allí había ocurrido algo": el periodista que encontró la fosa de su abuelo desaparecido

Durante la Guerra Civil y el franquismo, más de 114.000 personas desaparecieron y sus cuerpos nunca fueron encontrados. Sus familias han tenido que permanecer décadas sin saber el paradero de estos seres queridos, y muchas de ellas siguen así a día de hoy. Pero para Emilio Silva, periodista y ahora presidente de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH), esta incertidumbre resultaba insoportable, y comenzó a investigar el paradero de su abuelo, desaparecido hacía muchos años.

"Mi abuelo era como una identidad completa, vamos a decir, dentro de casa y luego fuera, un secreto familiar que sin que yo lo entendiera muy bien era mejor que no se supiera", narra el presidente de ARMH. "Había una cierta aceptación como de que el hecho de buscarlo era algo no sólo improbable sino imposible, era una cosa como que ya no podía ocurrir hasta que por suerte pasó", confiesa.

Un hallazgo por casualidad

Silva dejó su trabajo de periodista para comenzar a escribir una novela. Durante la época, el periodista solía acudir al pueblo de El Bierzo y preguntar a los vecinos sobre los sucesos que habían tenido lugar ahí durante la época. "Un amigo de la infancia de mi padre, casi por una casualidad, me llevó a una cuneta a la entrada de Preranza del Bierzo, un pueblo de León, y allí un vecino que estaba paseando no dudó ni un segundo en señalar esa cuneta entre tres nogales y decirnos que ahí había 13 o 14 personas enterradas desde cuando la guerra", confiesa Silva.

Tras el hallazgo, Emilio publicó en la prensa local un artículo titulado 'Mi abuelo también fue un desaparecido'. Al día siguiente, recibió la llamada de un arqueólogo que pasaba los veranos en el pueblo. "Cuando en verano iba con su pandilla de amigos y amigas, y pasaban por ese lugar, hacían unos metros corriendo porque sabían que había muertos en el suelo. Había una herencia, una tradición oral, que hasta los niños sabían que allí había ocurrido algo", relata Silva. Este descubrimiento desencadenó la primera exhumación en España hecha con métodos científicos.

Poco a poco, muchas personas comenzaron a pedir ayuda para buscar a sus familiares, y desde entonces, se han realizado numerosas exhumaciones, un proceso que sirve de gran ayuda para muchos, tal y como explica Silva: "Necesitamos ver el cadáver de un ser querido para hacer el duelo, para empezar a despedirle, pero cuando uno no vio ese momento de la muerte, no sabe si al final igual se pudo escapar o lo hirieron, y a la mañana siguiente se fue hacia la frontera, siempre hay una duda".