El español que ha ganado el 'Nobel verde': "Seguimos construyendo donde ya no cabe"

El Premio Ambiental Goldman es el reconocimiento más prestigioso que puede recibir un activista medioambiental. Desde su origen en 1990, estos premios han reconocido a 233 activistas. Los premiados de este año tenían algo en común: reivindicaban la capacidad de la acción comunitaria frente a desastres ambientales.

El certamen de este año se ha celebrado en San Francisco. Allí ha acudido Carlos Mallo, ingeniero de caminos, canales y puertos, para ser distinguido con el Premio Medioambiental Goldman 2025 por impedir la construcción del puerto de Fonsalía, en Tenerife. Mallo es el fundador de Innoceana, una organización sin ánimo de lucro que se dedica a la conservación marina.

Mallo ha pasado por La Ventana para contar qué le ha llevado a pelear contra el proyecto. "Seguimos construyendo donde ya no cabe. Este puerto iba a conectar La Gomera con Tenerife y El Hierro. Es un proyecto que no tiene cabida porque está dentro de un área marina protegida", explica.

Innoceana, además, trabaja para que la protección sea eficaz. "La zona de especial conservación Teno-Rasca es un área marina protegida de máximo nivel de biodiversidad", cuenta. Además, Mallo añade que "tenemos bosques fosilizados que quedaron sepultados por la lava" aunque recalca "que la realidad de lo que hay ahí debajo es casi desconocida".

La construcción de un centro comunitario es el próximo proyecto de Mallo. "Estamos trabajando para tener un aula del mar, un museo... queremos trabajar con la población para que los que viven ahí sean quienes lo protegen", cuenta.

Teresa Vicente, Premio Goldman 2024 por la defensa del Mar Menor

En 2024, Teresa Vicente, directora de la Cátedra de Derechos humanos y derechos de la Naturaleza en la Universidad de Murcia, recibió el Premio Goldman por impulsar una iniciativa legislativa popular que pretendía dotar de personalidad jurídica al Mar Menor. Para ello, recogió 640.000 firmas que desembocaron en una histórica conquista que se materializó en 2022 en forma de ley.

La ley declara que "la personalidad jurídica de la laguna del Mar Menor y de su cuenca, que se reconoce como sujeto de derechos" otorgándole el derecho a "evolucionar naturalmente". Vicente ha contado en La Ventana cómo está la situación en el Mar Menor.

"Seguir considerando que la naturaleza es un objeto y que no tiene derecho es algo que roza el analfabetismo ecológico", afirma Vicente. El ecosistema, según cuenta Vicente, no se limita "al cuerpo de agua". El suelo, que es un ser vivo, también cuenta con personalidad jurídica. "Los mismos derechos que tiene una persona o una entidad los tiene el Mar Menor", concluye.