"Recuperar el entorno de Las Médulas tardará unos 60 años": ¿Cómo se evalúan los daños de los incendios?
Los expertos reconocen que aún es pronto para trazar planes de restauración, pero ya trabajan en mapas de severidad de los fuegos para hacer balance de la vegetación y el suelo que han sucumbido a las llamas

"Recuperar el entorno de Las Médulas tardará unos 60 años": ¿Cómo se evalúan los daños de los incendios?
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Madrid
"Tendremos que hacer gestión integral preventiva una vez se extingan los incendios. Significa estudiar cómo restaurar el entorno para que sea más resiliente frente a futuros fuegos", argumenta Leonor Calvo, catedrática de Ecología y experta en comunidades vegetales de la Universidad de León.
Tal y como explica, todavía es muy pronto para evaluar el impacto de las llamas que están arrasando el noroeste de la península, pero es muy clara: "Vamos a poner la ciencia sobre la mesa. Es la que está ayudando en estos momentos a definir los mapas de severidad del fuego que nos dicen a escala espacial dónde están los puntos en los que habrá una alta probabilidad de afectación muy intensa".
Atiende la llamada de la SER junto a su compañera Elena Marcos, también catedrática en Ecología y experta en la ecología del fuego en la universidad leonesa, quien explica que tras hacer una primera evaluación de un incendio gracias a dichos mapas, se identifican otros indicadores sobre el terreno: "Solemos utilizar para las especies arbóreas el consumo de la copa. Si está totalmente consumida al igual que las ramas más finas, nos indica una alta intensidad del fuego"
Las expertas toman como referencia para medir el impacto en los matorrales el diámetro mínimo remanente, es decir, el diámetro de las ramas que han quedado sin consumir: "Entendemos que a mayor diámetro, mayor severidad. Indica que se han consumido las partes más finas". Por último, exploran el suelo para valorar el consumo de la capa de hojarasca, si hay cambios de color y la profundidad de la quema "que puede llegar hasta los 10cm de profundidad".
Degradación de Las Médulas, Picos de Europa y en el Valle del Ambroz
Son numerosos los espacios naturales de alto valor ecológico que se han visto dañados por las llamas de este mes, aunque el Parque Monumento natural de Las Médulas o el Parque Nacional de Picos de Europa son los que más destacan en la lista negra. Según Elena Marcos, al menos tendrán que pasar 60 años para recuperar el entorno de Las Médulas por los castaños centenarios que son de crecimiento lento y no están adaptados al fuego. El enclave de El Bierzo (León), Patrimonio de la Humanidad, no solo cuenta con "la parte puramente ambiental" ya que atesora un alto valor cultural y arqueológico por las explotaciones romanas de oro.
Sobre la recuperación, Marcos insiste en que "necesitan determinar cómo ha sido la severidad del incendio en la vegetación para hacer un plan": "No hay que empezar a restaurar inmediatamente porque podemos estropear todavía más el ecosistema. Hay que ver un poco unos meses cómo evoluciona la situación".
La vertiente leonesa del Parque Nacional de Picos de Europa también ha sufrido los estragos del fuego de Barniedo de la Reina que llegó incluso a cruzar Cantabria. "Encontramos, entre otros, unos robledales impresionantes. Es una vegetación adaptada al fuego por lo que tiene capacidad para rebrotar en cuanto empiece a llover y el suelo tenga un poquito de humedad si la intensidad del fuego no ha sido muy elevada", detalla Calvo.
A estas especies que son típicas de sistemas mediterráneos se suman otras como los hayedos que son sistemas más adaptados a las condiciones climáticas atlánticas: "Presentan suelos con muchos nutrientes pero no tienen capacidad de resistir porque sus yemas, los brotes embrionarios de esta vegetación, no están tan protegidas por la corteza como les pasa a las especies mediterráneas". Por ello, indica Calvo, es probable que intensidades de fuego que no son tan altas hayan afectado a los hayedos y les sea imposible recuperarse: "Tendrán que pasar muchos años para tenerlos de nuevo".
El incendio de Jarilla (Cáceres), el peor de la historia en Extremadura, ha arrasado 17.355 hectáreas y ha afectado especialmente al Valle del Ambroz. Se trata de un enclave de alto valor ecológico en el que han ardido robles, encinas y alcornoques de los que se sabrá en primavera si han muerto o no. Lo explica Fernando Pulido, coordinador del proyecto Mosaico de la Universidad de Extremadura: "Es una vegetación muy valiosa. La primeravera es el momento para saber si podrán volver a brotar, será entonces cuando se decidirá si se necesitan nuevas plantaciones. Lo más probable es que no hayan muerto del todo".
En estos momentos, argumenta Pulido, los trabajos se centran en decidir "en qué zonas no debe haber vegetación o que haya vegetación que no permita el avance del fuego como un cultivo de cerezos o de olivos": "Es necesario saber en qué nos hemos equivocado y lo que urge es evitar que vuelva a suceder lo que hemos visto en zonas tan próximas a poblaciones". Reconoce que el fuego acaba de confirmar lo que ya se sabía tal y como argumenta como conocedor del entorno: "Cuando uno pasa todos los días por una zona en la que el pasto se está metiendo poco menos que en las calles de los pueblos es evidente que se estaba gestando una situación muy peligrosa".




