25 años del Geocaching, el juego mundial de “encontrar el tesoro” en el que participan más de 3 millones de personas
Desde el Everest hasta el Polo Norte, así funciona el juego que puede llevarte a los rincones más inesperados del planeta mientras buscas "un tesoro"

25 años del Geocaching, el juego mundial de “encontrar el tesoro” en el que participan más de 3 millones de personas
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Cada año el tercer sábado de agosto se celebra el Día Mundial del Geocaching, un juego que consiste en encontrar tesoros, (o cachés, como lo llaman los jugadores), escondidos por todo el mundo, desde rincones escondidos del planeta hasta el Everest, el Polo Norte o la Torre Eiffel.
Los cachés son pequeños botes o cajas con un “libro de registro” (un papel en el que la gente puede firmar) que se inscriben en la aplicación oficial con información sobre el sitio en el que está escondido el caché. El Geocaching es una forma original de hacer turismo y de permitir a los escondedores dar a conocer sus lugares del mundo favoritos.
Las cápsulas pueden ser muy pequeñas (de tamaño micro) o tan grandes como una casa, como cuenta Lucas Herranz es uno de los jugadores más activos de España que ha conseguido encontrar más de 15.000 cachés y ha escondido casi 5.000.
Para jugar solo hay que descargarse la aplicación, ver que cachés hay cerca de tu ubicación y empezar a buscar. Algunos cachés llevan directamente a la caja y otros ponen a prueba el ingenio antes de revelar las coordenadas en las que se encuentra el caché.
Las normas son muy sencillas, se encuentra el caché, se abre, se firma y se vuelve a dejar escondido en la misma ubicación en la que se encontró. Algunos cachés también contienen regalos, como pequeños juguetes que los buscadores pueden intercambiar. Aunque siempre que alguien se lleva algo de la caja, tiene que sustituirlo por otro juguete de igual valor o mejor. Así, esta iniciativa hace que el Geocaching sea algo atractivo también para los más pequeños.
El juego es respetuoso con el entorno y con el medio ambiente, ya que entre las normas también se encuentra el mantenimiento de los cachés. Los jugadores que los esconden son responsables de reponerlos si se dañan o desaparecen, y de eliminarlos en caso de que algún caché quiera ser dado de baja. Además, si los cachés están colocados en entornos naturales o propiedades privadas siempre tienen que contar con un permiso para ser escondidos.
Pero, ¿quién revisa que estas normas se cumplan? Desde Seattle, donde está la central de Geocaching, controlan el funcionamiento del juego. Cada caché que se esconde es revisado para asegurar de que cumple las normas gracias a varios revisores (que también son buscadores) a los que Seattle designa en cada país.
Lucas Herranz, conocido como Picarax en el juego, tiene, además, un Record Guiness por crear el mayor geoart del mundo. “Cada caché es un puntito verde en el mapa, si tu pones 20 puntitos en el mapa en forma de círculo, verás un círculo. Es como hacer dibujos en el mapa a base de puntos” dice Lucas. El suyo tiene forma de mapa del tesoro, cuenta con 1.010 cachés y se encuentra en la provincia de Toledo.
La mayoría de los jugadores se enganchan por el boca-oreja, como Antonio Pintado, el secretario del Club de Geocaching Spain, a quien un amigo le introdujo en el mundo del gegoaching en 2009. “Un día me hizo ir a dar un paseo con él y meter la mano en un árbol para sacar una cajita donde había un papel”. Ese fue el primer caché que Antonio firmó, de los más de 13.000 en los que ha estampado su firma a día de hoy.
Entre los que más le han llamado la atención, Antonio recuerda algunos en los que tuvo que adentrarse en cuevas o bucear para llegar hasta ellos en una boya de mar. Además, para él, el Geocaching le ha descubierto una nueva forma de viajar, ha recorrido la famosa Ruta 66 americana encontrando todos los cachés de la carretera.
La comunidad de Geocaching en España es bastante grande y organizan muchos eventos en los que los buscadores se conocen, preparan la búsqueda de nuevos geocachés o simplemente comparten sus experiencias con el juego.
El origen de este juego se remonta a hace 25 años cuando Estados Unidos liberalizó el uso de los satélites y permitió que se extendiera la tecnología GPS. Para celebrarlo, Dave Ulmer, escondió una cajita en un monte a la que llamó “tesoro” y mandó las coordenadas a varias agencia de noticias. La gente se aficionó y cada vez más adeptos se fueron sumando al mundo del Geocaching hasta ahora, cuando se calcula que hay 3,5 millones de jugadores por todo el mundo.

Belu Jiménez
Periodista de informativos del fin de semana. Estudió Periodismo y Comunicación Audiovisual en la Universidad...




