Obligados a empezar de cero después de una tragedia: "Es una vida entera trabajando que se queda debajo de la lava"
Catástrofes como la erupción del volcán de La Palma o la Dana de Valencia han hecho que miles de personas hayan tenido que volver a la casilla de salida

Obligados a empezar de cero después de una tragedia: "Es una vida entera trabajando que se queda debajo de la lava"
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Madrid
El 29 de octubre de 2024, hace casi un año, la vida de José Manuel y su familia cambió por completo. Había salido a comer y, más tarde, a pasear a su perro por un parque cerca de su casa en Catarroja, en Valencia. "En cuanto llegué, al minuto, me llamó mi hija y me dijo: "Papá, que me han dicho mis amigos que se ha salido el agua", empieza contando.
Su pueblo fue uno de las afectados por el paso de la Dana que provocó la muerte de 228 personas en Valencia. "Fue entrar al perro y, un minuto después, el agua giró la esquina", añade. José Manuel recuerda que todo pasó muy rápido y que en pocos minutos el agua le alcanzaba la cintura. Ese día perdieron su casa y comenzó para ellos una reconstrucción material y emocional que ha durado meses.
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"Pudimos salvar la documentación pero, por lo demás, nada. Electrodomésticos, muebles, ropa, todos los álbumes de mis hijas... todo", recuerda. Para él, lo peor fue ver todas sus pertenencias "en un montón de trastos llenos de barro". "Lo ves y dices: "Es que está toda mi vida ahí, todas mis cosas en un montón", se lamenta.
En su caso, tuvieron que mudarse a la vivienda de su madre y no pudieron regresar a su propia casa hasta 8 meses después. Meses en los que, asegura, tuvo que hacer "de todo". "Todos los oficios que hay y que desconocía. He hecho de todo y hemos trabajado mucho", dice.
Un bucle constante
La historia de José Manuel y su familia se repite a lo largo de Valencia donde, a punto de cumplirse el primer año de la Dana, hay personas que continúan sufriendo los estragos de lo ocurrido. Es el caso de Vicent, natural de la localidad de Albal, en Valencia. "Desde las 19:30 hasta las 3:00 de la mañana no supe nada de mi padre", asegura, recordando ese día.

Una mujer reabre su negocio en Aldaia, afectado por las inundaciones, meses después del paso de la Dana en Valencia. / Europa Press News

Una mujer reabre su negocio en Aldaia, afectado por las inundaciones, meses después del paso de la Dana en Valencia. / Europa Press News
"Su coche estaba en la calle, fue a llevarlo a la planta baja de un amigo y, en cuestión de cinco minutos, le subió el agua hasta el pecho. Un vecino los rescató con una cuerda", añade. Todo esto lo sabe Vicent porque, horas después, su padre pudo ponerse en contacto con él y su madre. Entre medias, la familia perdió dos coches, parte de un trastero que tenían en su casa y un garaje que han podido recuperar hace apenas tres semanas.
Vicent recuerda esas semanas como "un bucle constante" que duró "hasta mediados o finales de noviembre". A partir de ahí, tocaba empezar de nuevo. "El momento en el que empiezas a sentir que todo tira hacia adelante es cuando ves a conocidos con otros coches", señala.
En su caso, eso no fue posible hasta diciembre y todavía, tanto él como su familia, no han terminado de recuperarse a nivel material. "La planta baja de mi casa todavía sigue con un coche empotrado y estamos en agosto de 2025. Si vienes por las calles, obviamente tienes flashbacks", dice.
En el plano personal, tanto Vicent como José Manuel se sienten afortunados, al no haber sufrido pérdidas familiares. Pero aun así, la recuperación emocional por haber vivido esa tragedia ha sido complicada. "Hay un antes y un después. Tienes momentos en los que te vienes abajo y te echas a llorar", afirma José Manuel.
Para Vicent, lo vivido en su pueblo le llevó incluso a olvidar su propio cumpleaños. "Pierdo totalmente la noción del tiempo. Mi cumpleaños es el 10 de noviembre y fue mi madre la que me lo tuvo que recordar", reconoce. Además, a lo vivido añade una sensación de "abandono". "El primer medio en cuanto a Fuerzas del Estado se refiere lo vi al octavo día en mi calle", explica.
Cuatro años sin producir en La Palma
Hace cuatro años, el 19 de septiembre de 2021, Héctor también tuvo que poner el cronómetro a cero. La erupción del volcán en la isla arrasó con la mitad de la finca de plátanos que llevaba en la familia 50 años.
"Cuando viene lo duro es cuando pasa todo eso", confiesa por teléfono. Héctor recuerda con "angustia" esos meses, en los que la incertidumbre por ver el nivel del daño les persiguió día tras día.
Cuando por fin pudieron acceder a la finca, también comenzó una carrera contrarreloj por arreglar "el papeleo" y el seguro. Ahora, reconoce que lo peor vino entonces. "Ves que lo tienes todo arreglado, pero no hay plátanos. No tienes trabajo porque no puedes acceder a la fruta al no haber pistas y dices: "Ya no puedo hacer nada más por mi parte", añade.
Han pasado casi cuatro años de ese momento y Héctor reconoce que no se han recuperado "del todo". "Pude reconstruir la finca, pero todavía no está produciendo. Calculo que sobre febrero o marzo del año que viene ya esté en producción", dice.
Él, como cientos de personas en la isla, se han visto obligados a empezar prácticamente de cero por una situación que no esperaban. Ese shock también lo ha sentido en el plano emocional, en su caso, por ver sufrir a su padre. "Pegarte 50 años trabajando y ver que en tres días la pierdes...", se lamenta.
"Ha empezado a estar más animado ahora que ve otra vez la finca reconstruida. Es que es una vida entera trabajando que se queda debajo de la lava", asegura con impotencia.
A pesar de todo, tanto Héctor, como Vicent y José Manuel coinciden en una cosa: con el paso del tiempo se empieza a estar algo mejor. "Se sale, no hay otra. Hay que tirar para adelante", afirma el vecino de Catarroja.




