El ensayo que propone parar, tener más vacaciones y vivir mejor
Juan Evaristo Valls Boix es el filósofo que ha publicado ‘El derecho a las cosas bellas’ (Ariel), un ensayo donde ejerce una defensa al deseo holgado frente a la productividad del mundo capitalista

El ensayo que propone parar, tener más vacaciones y vivir mejor
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La pandemia iba a hacernos mejores, a hacer que cambiáramos las prioridades, poniendo en el centro a las personas y en un segundo lugar el trabajo, el dinero y la productividad. Sin embargo, nada de eso ha ocurrido. Ya hemos olvidado todo aquello que quisimos aprender. Hemos vuelto a la productividad laboral y a la productividad en el ocio. A no parar. A estar estresados y a olvidarnos de derechos básico, como el descanso o la pereza. Por suerte, Juan Evaristo Valls Boix, filósofo y profesor en la Universidad Complutense de Madrid, acaba de publicar en la editorial Ariel un ensayo que nos vuelve a hacer reflexionar sobre esta cuestión. "Tratamos de aprovechar la vida como si fuéramos un inversor financiero. Ese es el problema, que en nuestra educación sentimental, por así decir, está articulada como una lógica capitalista que nos hace ambicionar el trabajo, y eso es lo que nos está esclavizando, lo que no nos deja vivir", nos dice el autor en una entrevista en la SER.
El derecho a las cosas bellas es, por tanto, una reivindicación de la vida holgada, relajada, inútil, gozosa, que invita a salirnos, en la medida de lo posible, de las lógicas del rendimiento, la competición y la productividad que el capitalismo nos impone. "Es una cuestión que tiene que ver con el deseo. Una cosa que hace el capitalismo es gobernarnos a través de nuestro deseo, haciendo que nos impliquemos al máximo en la conducta productiva que se desea obtener de nosotros. Esta idea de sentirnos afortunados, porque trabajamos, porque tenemos el trabajo de nuestros sueños. Esta idea de que no hemos de quejarnos, porque trabajamos de lo de lo nuestro. Continuamente nuestra sociedad nos insta, casi nos obliga a estar enamorados o, al menos, a mostrarnos enamorados de nuestro trabajo, hasta el punto de que efectivamente, lo personal y lo profesional acaben distinguiéndose en la empresa".
Inspirado en Paul Lafargue y Hannah Arendt, Juan Evaristo Valls Boix hace de esta convicción la base para desplegar un conjunto de políticas sociales que cuiden la vida allí donde es inútil y no trabaja. Con una prosa luminosa y combativa, el autor defiende derechos esenciales -como el derecho a la pereza, la huelga o la jubilación- no como concesiones del sistema, sino como actos radicales de resistencia a la alienación capitalista. "Nuestro tiempo libre está copado por el ocio, es decir, por dinámicas de consumo que son el capital por otros medios. Una de las cosas que me importaba en este libro es pensar la pereza y el rechazo del trabajo como una política social. Por eso tomo la idea de derechos. Es una reflexión sobre sobre estos derechos que nos permiten parar, que es lo que es imposible en la sociedad".
El escritor propone también una nueva declaración de derechos, donde la pereza, el descanso, las vacaciones, la huelga, a la ciudad, entendida como una ciudad alejada del turismo o la gentrificación, o la belleza sean cosas alcanzables para todos, para que vivamos mejor. "Es una cuestión de cambiar el punto de mira para que nuestros derechos puedan blindar una vida buena, porque si no este tinglado no sirve demasiado", explica Valls Boix. El deseo a la belleza se basa en esa frase de que no solo queremos el pan, sino también las rosas. "Si solo tenemos el descanso necesario para trabajar, pues nuestra vida se convierte solo en supervivencia. La idea de las rosas o la idea del derecho a las cosas bellas, que son las cosas inútiles, son las cosas que hacen que la vida valga la pena, tiene que ver con tener aquello que devuelve valor a la vida y la hace gozosa".
Sobre la pereza, insiste el filósofo en dar un cambia a esa dimensión negativa que ha tenido y tiene en la sociedad. "Hay muchas formas de entender la pereza. Ha sido un vicio religioso, pero también ha sido una contra virtud, un gran problema en sentido económico, en sentido político. Hay algo de abyecto en los y las perezosos, en aquellos que rechazan los imperativos de la productividad. A mí me parece importante señalar que si la pereza en un sentido político es algo, es un deseo postcapitalista, como dijera Mark Fisher, es porque la pereza late de la fuerza de no hacer nada, de la fuerza de parar, de la fuerza de decir no".
Lejos de ser una utopía, El derecho a las cosas bellas es un libro que propone cosas tangibles, fáciles de conseguir con cierta voluntad política y conciencia ciudadana.

Pepa Blanes
Es jefa de Cultura de la Cadena SER. Licenciada en Periodismo por la UCM y Máster en Análisis Sociocultural...




