Cenar tarde, tocar narices y llamar inglés a un escocés: los errores que no te perdonarán en Edimburgo
Toma nota si tienes pensando visitar la capital de Escocia

Cenar tarde, tocar narices y llamar inglés a un escocés: los errores que no te perdonarán en Edimburgo
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Una de las facetas más especiales de viajar a otros lugares del mundo y conocer otras culturas es tratar de vivir y adaptarte al estilo de vida que siguen los ciudadanos de ese lugar. En el último episodio de El primer vuelo, Pedro Blanco nos ha llevado hasta Edimburgo, capital de Escocia. Aunque pueda parecer que no nos separa una gran diferencia cultural, Johnny Sweet, un guía turístico escocés, ha compartido algunas cosas que no deberías hacer si viajas a esta ciudad británica.
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El primer gran error se comete antes de llegar. A la hora de preparar la maleta, Sweet nos recuerda no subestimar el clima escocés, insistiendo en que hay "cuatro estaciones en un día". "Un poco de sol por la mañana, un poco de lluvia más tarde y viento también", explicaba, afirmando que el truco para saber lidiar con los cambios es llevar varias capas.
Otra cosa que no se debería hacer durante tu estancia en Edimburgo es dejar muy tarde la hora para cenar. Como tarde, Johnny Sweet recomienda acercarse a los establecimientos a las 20:00 horas, siendo las 18 y las 19:00 horas más óptimas. Además, ten en cuenta que los escoceses odian que les llamen ingleses, así que presta atención a tu lenguaje y no confundas Escocia con Inglaterra.

La estatua del perro Bobby, junto al Puente George IV, es una de las atracciones turísticas que más atención recibe por parte de los turistas. Pero nuestro guía Johnny Sweet tiene una petición que hacer a los que quieran acercarse a verla para mantener la paz con la población local. Y es que, se ha transmitido la leyenda de que tocarle la nariz da buena suerte y esta ha terminado por erosionar el bronce.
Bobby, un perro de raza Skye Terrier, fue el mejor amigo del policía John Gray, que trabajaba como vigilante nocturno, hasta que este murió de tuberculosis 1858. Cuando su dueño falleció, fue enterrado en el Cementerio Greyfairs. La historia cuenta que Bobby fue el ejemplo de la fidelidad, pasando el resto de su vida junto a la tumba de su amo los siguientes 14 años. En 1872 Bobby falleció y por fin descansó en paz junto a la tumba de su querido dueño.




