Las lagunas del registro nacional de pirómanos ideado por Feijóo

La propuesta del líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, de crear un registro nacional de pirómanos tiene varias lagunas. La primera, parte de un error de base. No existe ninguna trama de pirómanos. Según los datos de la Fiscalía, adelantados por la SER, casi el 70 % de los incendios forestales se desataron por casos de imprudencia. No es el único dato que desmonta la teoría del presidente del Partido Popular. En los últimos 50 años, en España ha habido más de 600.000 incendios forestales, sin embargo, actualmente, solo 14 personas cumplen condena por haber prendido el monte.

Incluso, los propios responsables que persiguen a esos pirómanos aseguran que “son los menos”, como reconoce en la SER la teniente Andrea Murciano miembro del UCOMA, la Unidad Central Operativa del Medio Ambiente de la Guardia Civil que niega la existencia de cualquier tipo de trama delictiva, “no, no hay tramas, los pirómanos generalmente actúan de manera individual, tienen una patología psicológica y tienen esa necesidad de prender”.

La segunda laguna, las dudas sobre un registro que no persigue la prevención. Actualmente, ya existe un Registro Central Penados, es decir, donde se incluye el dato de todas las personas que han sido condenadas con sentencia firme. Es cierto, que, dentro de ese registro, existen otros aún más específicos, por ejemplo, uno de violencia de género y otro de delincuentes sexuales. Sin embargo, esos listados cumplen una función muy distinta a la que plantea Núñez Feijóo. Ese tipo de registros no tiene una función preventiva porque la esencia de estos listados es acreditar la reincidencia de los sujetos para conseguir una aplicación más ajustada del Código Penal. En el caso de querer proteger a las víctimas, igual que ocurre en el caso de malos tratos, la opción de colocar una pulsera telemática para geolocalizar a esos pirómanos y evitar que reincidan tendría una eficacia nula, según los expertos consultados por la SER.

La propuesta del líder de la oposición no solo genera dudas desde el punto de vista técnico, también desde el plano asistencial, por el propio perfil de los pirómanos. La piromanía está considerada como una patología, un trastorno psicológico que debe ser abordado desde el punto de vista psiquiátrico, incluirles en un listado no resolvería su enfermedad, sino que amplificaría su estigma social, según coinciden los expertos.