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Un año de Alvise como eurodiputado: promesas incumplidas, conflictos y una caída en picado en las encuestas

El agitador ultra solo ha donado tres mensualidades de su sueldo, a pesar de sus promesas durante la campaña

Un año de Alvise como eurodiputado: promesas incumplidas, conflictos y una caída en picado en las encuestas

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Madrid

La noche del 9 de junio de 2024, Alvise Pérez siguió la jornada electoral en la discoteca Cats, un bar de la zona universitaria madrileña que solían frecuentar los estudiantes que vivían en los colegios mayores de la zona. Cuando los resultados confirmaron que su agrupación de electores, Se Acabó la Fiesta (SALF), había conseguido casi 800.000 votos y tres escaños, Alvise subió a un atril y se dirigió a sus seguidores. "Todos los políticos se han olvidado de su pueblo, pero nosotros no lo vamos a hacer", dijo. "Venimos a la política, no a hacernos millonarios, como los demás. Donamos el 100% del sueldo público porque no somos malditos parásitos".

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Ha pasado ya más de un año desde entonces. Alvise Pérez ha recibido su sueldo anual como eurodiputado - más de 124.000 euros - de los que solo consta que haya donado poco más de 30.000, tres mensualidades, aunque en su canal de Telegram, en realidad, solo aparecen dos sorteos públicos: el tercer ganador lo anunció en una entrevista en un podcast. En octubre, anunció a sus seguidores que cancelaba los sorteos con la intención de donar su sueldo a los afectados por la DANA. "Lamento las críticas, pero nuestros hermanos nos necesitan", escribió en su canal de Telegram. Nunca más se supo de aquello. Y la página web a través de la que organizaba los sorteos dejó de funcionar. "No somos populistas por donar el sueldo. Es imposible cambiar este sistema criminal si dependes de él para vivir", insistió la noche electoral Alvise.

El balance del primer año de Alvise Pérez como eurodiputado deja un rastro de conflictos y promesas incumplidas. Desde que obtuvo su escaño, este propagador de bulos y agitador de extrema derecha ha recibido una sanción del Parlamento Europeo por falta de transparencia; ha perdido los dos eurodiputados que le acompañaron en las listas; se enfrenta a varias investigaciones judiciales; y ha caído en picado en las encuestas. En pocos meses, su marca política ha pasado de recabar alrededor del 5% de los votos a apenas llegar al 2%. El último barómetro de 40dB estimaba que obtendría un 1.6%, muy por debajo de lo necesario para obtener representación parlamentaria.

A Javier Padilla, Álvaro Canalejo y Alberto López - investigadores de la universidad de CUNY (Nueva York), Lucerne (Suiza) y Harvard (Cambridge) - les llamó la atención la figura de Alvise Pérez poco antes de las elecciones europeas. Se preguntaron si era posible que otra fuerza política de extrema derecha tuviera cabida en un espacio que ya ocupaba Vox. El rechazo a la extrema derecha que había seguido a los años de la dictadura franquista ya había empezado a disolverse, pero ¿tenían cabida dos partidos ultras en España? La respuesta llegó tras las elecciones europeas. Los tres investigadores comenzaron a analizar el fenómeno y ahora han publicado el primer estudio académico sobre el perfil del votante de Alvise, juntando datos propios y datos de otras encuestas, como el CIS o el barómetro de 40dB.

Los votantes son hombres jóvenes, que se informan a través de medios no convencionales, sobre todo a través de Telegram, y que, a pesar de las posiciones que defienden, se autoubican en el centro-derecha. "Ellos se colocan a sí mismos como si fueran de centro-derecha, más cercanos al PP que a Vox. Luego, se analizan las posiciones políticas y son evidentemente de extrema derecha", explica Javier Padilla. "Son más peligrosos, incluso que Vox en muchos aspectos, porque son más antisistema", apunta.

"El problema es estructural, no coyuntural"

El aspecto que más les llamó la atención en su análisis es que son votantes profundamente insatisfechos con el sistema democrático. No quiere decir que sean antidemocráticos, apunta Padilla, sino que el nivel de satisfacción con el sistema actual es extremadamente bajo. "Esto quiere decir que el problema es estructural, no coyuntural", explica el investigador de CUNY. "No tiene tanto que ver con que ahora mismo esté Pedro Sánchez o el PSOE. Es una falta de satisfacción muy profunda que parece encontrarse en hombres jóvenes".

La insatisfacción, en definitiva, ya estaba antes de que Alvise Pérez se dirigiera a ellos a través de su canal de Telegram. Los mensajes del agitador han podido funcionar como un disparador de esa sensación, aumentándola a través, en ocasiones, de la exaltación de problemas que no forman parte del día a día de la inmensa mayoría de españoles. Alvise, por ejemplo, centró buena parte de su campaña en el supuesto aumento de la criminalidad en España, proponiendo la construcción de una "mega cárcel sin piscina ni gimnasio", al estilo Nayib Bukele, a las afueras de Madrid para meter a "todos los políticos que viven de la impunidad del robo" y a todo aquel que "tenga un tatuaje de una banda". "Y si luego me viene la ONU a decir que estoy violando derechos fundamentales, me descojono", llegó a decir. La realidad es que, en España, la tasa de criminalidad apenas ha variado en los últimos 15 años, y que los delitos que más han aumentado son los delitos informáticos.

Padilla cree, en cualquier caso, que ese grupo de votantes - y su percepción del sistema - seguirán allí esté o no Alvise Pérez. "Hay motivos buenos para que gente joven no esté muy satisfecha con el sistema actual", explica. "Algunas de las causas son profundas. Igual Alvise desaparece, pero viene otro parecido. Existe el caldo de cultivo para que en España pueda haber un partido como el de Alvise", concluye. El reto está, según este investigador, en conseguir que ese grupo de jóvenes no se sientan así, porque si no llegará otro espacio a aprovecharse de ese desencanto.

Un año como eurodiputado

Las encuestas actuales no auguran a Se Acabó la Fiesta un futuro prometedor, pero la mayoría tampoco supieron prever su llegada a la política hace poco más de un año. Consiguió tres escaños, aunque ahora solo él se identifica como parte de Se Acabó la Fiesta. Los otros dos eurodiputados que consiguieron escaños por ir en sus listas se han desvinculado de la formación. La relación terminó de romperse cuando ambos votaron a favor del plan de rearme de la Unión Europea, al que Alvise terminó oponiéndose. El agitador llamó a sus compañeros traidores e incluso insinuó que un lobby les había comprado. Desde entonces, se ha dedicado a señalarles, lanzándoles a la turba de sus seguidores. Ahora, Diego Solier y Nuria Junco se declaran "independientes" y acusan a su excompañero de "chantaje y matonismo". Ambos forman parte, además, del grupo de Conservadores y Reformistas Europeos (ECR), el bloque ultraconservador liderado por el partido de Giorgia Meloni. Alvise, en cambio, no. El grupo parlamentario no le aceptó por sus problemas con la justicia. Está entre los no adscritos.

A pesar de que en sus redes sociales Alvise suele criticar el papel de los eurodiputados por ausentarse de los plenos, por ejemplo, su actividad parlamentaria es muy limitada. Apenas ha participado en 18 debates a lo largo de este año, y tan solo ha realizado una pregunta escrita. De las siete reuniones que figuran en su historial, cuatro tienen que ver con el gobierno de El Salvador. Ha visitado en tres ocasiones el país que gobierna Nayib Bukele, al que dice admirar. En su última visita, en noviembre, se acercó a la mega cárcel de la que presume Bukele. De hecho, la grabó en vídeo para colgarlo después en YouTube. Tras el viaje, Alvise aseguró que quería importar "las políticas de éxito" de Bukele a España.

Aunque el momento más significativo del año de Alvise Pérez en el Parlamento Europeo, es quizás la multa que le impuso la presidenta por ocultar sus ingresos. En la primera declaración de bienes que presentó, tras tomar posesión, aseguraba haber sido "analista y consultor político", pero sin percibir beneficios, "solo donaciones". Tras la multa, en cambio, reconoció haber recibido cerca de 800.000 euros desde 2021 por sus servicios como “influencer”. También declaró recibir otros 3.000 euros mensuales por suscripciones a sus redes sociales. Hay otra cantidad que aún es una incógnita: el dinero que recibe a través de las donaciones de sus seguidores. Alvise aseguró que la actualizaría al finalizar el año. En su canal de Telegram, donde acumula más de 600.000 seguidores, tiene fijado un mensaje con su número de cuenta y su perfil de Patreon para poder recibir esas donaciones. Su currículum, por cierto, no está disponible en la web del Parlamento Europeo.

Queda por ver, además, si el camino de Alvise Pérez a las elecciones europeas se ha financiado de forma ilegal. Alvise reconoció haber recibido 100.000 euros de Álvaro Romillo, un empresario dedicado a las criptomonedas, en un maletín negro, en billetes de 50 y de 100. Él asegura que no gastó el dinero en financiar la campaña electoral, pero Romillo sostiene que sí. El Supremo se ha dado hasta marzo de 2026 para seguir investigándolo.

Sara Selva Ortiz

Sara Selva Ortiz

Redactora de la sección de Nacional. Antes trabajó en el equipo de Hoy por Hoy, en Economía, en Informativos...

 

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