"No podían llevarse ni moros, ni gitanos, ni personas sin dientes": así funcionaban los programas de testimonios en los 90
La guionista Gracia Solera recuerda sus inicios en la industria de la televisión

"No podían llevarse ni moros, ni gitanos, ni personas sin dientes": así funcionaban los programas de testimonios en los 90
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Antes de que existieran las redes sociales, los realities o los podcasts, la televisión de los años 90 ya había encontrado su mina de oro: los programas de testimonios. Historias de infidelidades, ovnis, traiciones familiares o dramas imposibles llenaban las tardes de millones de espectadores. Pero detrás de ese espectáculo había una maquinaria despiadada, que seleccionaba a sus protagonistas con criterios tan brutales como invisibles. "No podían llevarse ni moros, ni gitanos, ni personas sin dientes", recuerda la guionista Gracia Solera. "Porque le daban asco a la presentadora".
Solera tenía poco más de veinte años cuando entró a trabajar en uno de esos formatos. Su primer encargo: encontrar seis mujeres a las que les hubieran sido infieles el día de su boda. "Era un mundo sin internet. Tenías que buscar a esas personas por la calle, en bares, en peluquerías. Y todo con una presión brutal. Éramos diez chicas desesperadas intentando cumplir con el guion".
En el programa Y tú que miras, de la SER, Solera ha contado cómo esa experiencia marcó su visión de la televisión. Y cómo de ahí nace su próximo proyecto cinematográfico: Lo vas a contar tú, una película inspirada en aquellos años, en la que una joven guionista se cruza con una mujer inolvidable: María Martínez Ruiz.
"Cuando llegué al programa, había un cartel en la pared que decía: 'María Martínez Ruiz no puede volver', comenta Solera. "Y yo pensaba: '¿qué habrá hecho esta mujer para estar vetada, con lo desesperadas que estamos por encontrar testimonios?'"
María era una mujer humilde, con una vida difícil, pero con una imaginación desbordante. "Le encantaba ir a la tele a que la maquillaran y la peinaran. Tú le decías: 'María, estamos haciendo un programa sobre ovnis', y ella te respondía: 'Ay, nena, yo estuve en un ovni y tuve una relación con un marciano, la más bonita de mi vida'".
Su capacidad para improvisar historias la convirtió en una habitual de los platós. Pero un día, sin explicación, fue vetada. "Era una mujer que se inventaba lo que hiciera falta, pero lo hacía con una ternura y una necesidad de ser vista que te rompía el alma", dice Solera. "Y sin embargo, la televisión la expulsó. Como a tantos otros".
La película que está escribiendo no solo recupera esa figura, sino que también reflexiona sobre el poder de la televisión para moldear, y pervertir, a quienes trabajan en ella. "Yo entré con ilusión, pensando que iba a contar historias. Y acabé buscando señoras que dijeran que habían sido abducidas por extraterrestres. La televisión pervierte también a los que están dentro".
"Nos decían que no podíamos llevar a personas sin dientes, ni a negros, ni a gitanos. Ni siquiera a jardineros. A mí me dijeron: '¿No te has dado cuenta de que la mayoría de los jardineros de los pueblos tienen problemas psíquicos?'", explica Solera.
Ese clasismo y racismo estructural, que se vivía con total normalidad en las redacciones, rara vez salía a la luz. Pero estaba ahí, marcando quién podía aparecer en pantalla y quién no. "A los invitados los llamaban 'bichos'. Así, literalmente. Y se les trataba como mercancía".
Con Lo vas a contar tú, Gracia Solera busca redimir aquella etapa, pero también rendir homenaje a figuras como María Martínez Ruiz. Mujeres que, en medio del espectáculo, encontraron una forma de existir, aunque fuera inventándose.

¿Y tú qué miras? | El timo audiovisual
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