Varios funcionarios estadounidenses son suspendidos temporalmente tras criticar al Gobierno de Trump por escrito
Los trabajadores denunciaron cambios en la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias que podrían afectar a su respuesta ante desastres naturales

Sede central de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA), en Washington D.C., Estados Unidos. / Kevin Carter

Varios empleados de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias de Estados Unidos (FEMA) han sido suspendidos temporalmente de sus puestos tras firmar públicamente una carta remitida el pasado lunes al Congreso, criticando las medidas de la Administración de Donald Trump sobre el organismo en el que trabajan.
El comunicado de queja fue publicado por la organización científica Stand Up for Science, y contenía más de 180 firmantes, entre los que se encontraban varios trabajadores de FEMA. El número de trabajadores afectados ascendería a unos 35, aunque todavía no es definitivo, pues según la organización, "la situación se está desarrollando". Sin embargo, Stand Up for Science ha afirmado que "parece probable que hayan tomado represalias contra todos los firmantes públicos".
Los trabajadores afectados han sido puestos en licencia administrativa, siendo separados temporalmente de sus funciones laborales, aunque manteniendo su salario y beneficios.
Una denuncia ante el empeoramiento del servicio de emergencias
El portavoz de la organización destacó que entre los participantes de la queja hay trabajadores "que estaban directamente involucrados en los esfuerzos de ayuda en el condado de Kerr, Texas", una zona gravemente afectada por las inundaciones de julio que dejaron 130 fallecidos.
La carta cuestionaba las decisiones tomadas por el Gobierno del presidente estadounidense Donald Trump alrededor de la FEMA, tras dejar la agencia en manos de la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem. Los funcionarios advirtieron en el comunicado que la falta de experiencia y aprobación legal podría poner en riesgo la respuesta de Estados Unidos en caso de desastres.
Los empleados nombraron la carta como la Declaración del Katrina, al considerar que las nuevas medidas aplicadas a la FEMA suponen un "claro alejamiento de la intención" de la reforma aprobada tras el huracán Katrina en 2005, lo que aumenta el riesgo si se produce un nuevo desastre natural.
La organización ha declarado que las represalias impuestas a los trabajadores "subrayan los muchos problemas que estos servidores públicos describieron en su declaración y su valentía al defender a los estadounidenses necesitados", y ha tildado la respuesta del gobierno federal de "ilegal" y "una profunda traición a los más dedicados de entre nosotros".




