"Es una gran cárcel al aire libre": el desgarrador testimonio de una cooperante sobre la vida en Cisjordania
Aitziber Urtasun, educadora artística y voluntaria en un campo de refugiados de Nablús, relata la represión, el aislamiento y la infancia marcada por la violencia que ha presenciado en sus cinco años de cooperación en Cisjordania

"Una cárcel al aire libre": el desgarrador testimonio de una cooperante sobre la vida en Cisjordania
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Madrid
El 27 de octubre de 2023, las tropas israelíes comenzaron su ofensiva militar terrestre sobre Gaza, un acontecimiento que, según especialistas y cooperantes, no solo impacta en la Franja sino también en Cisjordania y en el conjunto del Estado Palestino. Desde esa realidad regresa Aitziber Urtasun, educadora artística y voluntaria que acaba de concluir su estancia en un campo de refugiados en la zona de Nablús, donde desde hace cinco años dedica dos meses anuales a trabajar con niños a través del arte.
La cooperante colabora con una ONG local palestina que, según ha explicado en La Ventana, opera bajo la constante vigilancia de Israel. El retorno, ha asegurado, nunca es sencillo: "La vuelta ha sido una odisea, porque tenemos que buscar rutas por las que podamos regresar sin que el ejército de ocupación nos detenga".
Su compromiso con la población palestina se remonta a más de un lustro. "Llevo más de cinco años dedicando dos meses al año para poder cooperar en la zona. Allí tienen la sensación permanente de que ellos serán los siguientes", ha relatado.
La educadora ha descrito un panorama marcado por la precariedad y la represión: "La situación económica y el aislamiento son horribles, es una gran cárcel al aire libre. Son niños y niñas que conviven con la muerte a diario, tienen cronificado el concepto del refugio y la supervivencia".
En su trabajo con menores percibe el fuerte impacto emocional que deja el contexto bélico. "Por su relación directa con la muerte y por su vida en los campos de refugiados, descienden a la tristeza con rapidez, a pesar de conservar esa alegría inocente que todos los niños tienen", ha señalado.
La presión sobre la población, ha afirmado, se ha intensificado en los últimos años. En los dos últimos años, decía, la presión ha aumentado. Hay muchos controles policiales, se han arrasado campos de refugiados e incluso la universidad se ha vuelto online porque es imposible llegar hasta allí. "Es un agotamiento económico, pero sobre todo psicológico para la población", ha resaltado.
La presencia internacional también se ha visto reducida. "En los cinco años que llevo cooperando he visto cómo se dificulta cada vez más la entrada de voluntarios en la zona. Es muy complejo y peligroso llegar hasta aquí, lo que provoca una gran falta de apoyo internacional", ha advertido.
La comparación es clara y contundente. Este año, en los dos meses que ha estado en Nablús, se ha cruzado únicamente con otra cooperante. Hace años eran en torno a 40. "Aparte de los controles, conseguir visados es muy difícil y, si lo logras, cuando caduca tienes que esperar 12 meses para volver a solicitarlo. De esta manera se aseguran de que no estreches lazos con la población", ha concluido Aitziber Urtasun.

Alba Villanueva
Estudiante de periodismo en la Universidad Complutense de Madrid. Antes en Radio León.




