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"Había políticos que se negaban a reconstruir Nueva Orleans": se cumplen 20 años del huracán Katrina

El médico argentino Juan Jorge Gershanik recuerda cómo salvó a 16 recién nacidos durante el desastre de 2005 en Nueva Orleans. Hoy, la ciudad aún lidia con desigualdades, viviendas destruidas y el éxodo multitudinario

La Ventana a las 16h | 20 años del Katrina

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Madrid

El 29 de agosto es una fecha que la ciudad del jazz no puede olvidar. Ese día de 2005, el huracán Katrina rompió diques, inundó barrios enteros y obligó a más de un millón de personas a abandonar sus hogares. 20 años después, aún persiste el eco de la tragedia: las cicatrices en el paisaje urbano, la huida de decenas de miles de afroamericanos y la sensación de que la ciudad nunca terminó de reconstruirse, si es que acaso alguna vez Nueva Orleans se ha encontrado entera.

"Pensábamos que iba a ser un evento de poca magnitud, que serían máximo dos o tres días. No fue el problema por el viento o los daños del huracán en sí, sino que se rompieron los diques y como Nueva Orleans está por debajo del nivel del mar, se inundó todo", ha recordado en La Ventana el médico argentino Juan Jorge Gershanik, de 83 años, ya jubilado y residente en Nueva Orleans desde hace más de cuatro décadas.

Gershanik, entonces jefe de neonatología del Hospital Memorial, se vio a sí mismo cargando a un recién nacido dentro de un helicóptero. Fue el momento más dramático de su carrera: lideró la evacuación de 16 bebés en incubadoras desde el sexto piso hasta la azotea, en medio del caos y el agua que subía por las plantas bajas. Los generadores que mantenían con vida a los niños estaban a punto de quedar sumergidos.

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"Esperábamos a los helicópteros, era medianoche y aún no habían llegado. Llegué hasta uno de los pequeños helicópteros y el piloto me dijo que no podíamos poner la incubadora allí. Entré al helicóptero con el niño en brazos con contacto directo con mi piel y llevé un par de tanques de oxígenos y una bomba para insuflar los pulmones", ha contado el doctor.

Empujó incubadoras por pasadizos, discutió con pilotos que temían el peso de las máquinas y finalmente subió a un helicóptero con un bebé en brazos y tanques de oxígeno. El vuelo, interrumpido por la necesidad de repostar, lo llevó hasta Baton Rouge, donde pudo entregar al pequeño con vida.

Nueva Orleans: un crisol desolado

Ese recuerdo se mezcla con la memoria colectiva de una catástrofe que mató a más de 1.800 personas. La población de Nueva Orleans, que antes del huracán rondaba los 480.000 habitantes, nunca volvió a ser la misma: hoy apenas llega a 360.000. De los que se fueron y no regresaron, unos 120.000 eran afroamericanos, lo que alimenta el debate sobre si la reconstrucción marginó a las comunidades negras.

La desigualdad es visible en los barrios donde las casas permanecen inhabitables: se calcula que casi el 80% de las viviendas dañadas por Katrina no han podido recuperarse completamente. En las que sí se repararon, el precio de los seguros de hogar se disparó, haciendo imposible que muchas familias de bajos ingresos permanecieran en la ciudad. Vivir en Nueva Orleans es hoy mucho más caro que hace 20 años. Muchos vecinos denuncian que luchan contra alquileres altos y el encarecimiento de servicios básicos.

El recuerdo de aquellos días de abandono por parte del Gobierno federal sigue vivo. En 2005, la presidencia republicana de George W. Bush fue criticada por la lentitud de la respuesta. Dos décadas después, persiste el temor de que los recortes presupuestarios vuelvan a dejar a la ciudad desprotegida. "Ha habido cambios muy drásticos. Hoy parece increíble, pero había políticos que se negaban a reconstruir Nueva Orleans. Muchos hispanos y latinos ayudaron mucho a la hora de reconstruir para llegar a niveles de antes del Katrina", ha afirmado Gershanik.

20 años después, el huracán Katrina sigue presente no solo en los relatos de quienes lo vivieron, sino en las estructuras sociales y económicas que transformó. "En estos momentos los diques están mejor fortificados. Mucha gente se fue de la ciudad por el miedo a otro desastre, y cuando uno mira el censo del año 2000 al 2020, hubo una disminución del 12% de gente blanca y del 10% de gente negra. Sin embargo, la población latina se dobló. Hay muchas cosas positivas de esta área y tenemos que luchar para que se mantenga esa vida de Nueva Orleans", ha finalizado el doctor.

Álvaro García-Dotor

Álvaro García-Dotor

Periodista cultural. Redactor en La Ventana.

 

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