Vegetación "más verde", "sana" y "discontinua": Las vías más eficaces para prevenir futuras olas de incendios
"El cambio climático cocina los ingredientes que le ponemos en un territorio", señala Juan Picos, experto en gestión forestal

Un avión contra incendios trabaja en la zona de Degaña, próxima a la reserva de biosfera del bosque de Muniellos, durante la visita del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez al Puesto de Mando Avanzado de Degaña (Asturias) / J.L.Cereijido (EFE)

Tras un mes marcado por decenas de incendios forestales que han asolado el país y han dejado casi 100.000 hectáreas calcinadas, los expertos advierten de la importancia de "intervenir" y "prevenir" a través de una vegetación "más verde", "más sana", y "discontinua".
Juan Picos, profesor de Ingeniería Forestal de la Universidad de Vigo, ha aclarado que para ayudar a controlar un incendio "se puede recurrir a la agricultura", la "ganadería" y, especialmente, "trabajos de prevención". Tras la oleada de incendios de agosto, Picos ha defendido que "tenemos que aprender de estos incendios", impulsando un "cambio de paradigma" en la prevención de incendios. "Si de aquí no salimos sabiendo más que antes, entonces habrá sido un sacrificio en balde", ha lamentado.
Una de las iniciativas que plantea Picos es "lo que los investigadores llaman pastorear el fuego". La idea sugiere aprovechar el invierno para realizar quemas controladas de baja intensidad en el monte con el fin de evitar que se conviertan en incendios "catastróficos" en verano al ser incontrolables.
Combustible y el cambio climático
Y es que la última oleada de incendios se ha avivado por la "tendencia climática" y la "cantidad de combustible disponible", lo que ha contribuido al desarrollo de "incendios catastróficos". "El cambio climático cocina los ingredientes que le ponemos en un territorio", sentencia.
Una realidad que ya avanzaba la Aemet al alertar de que "no hay precedentes" de un 1 al 20 de agosto "tan cálidos como en 2025", temperaturas que, combinadas con una biomasa "disponible para arder", se convierten en elementos "perfectos" para "alimentar" las llamas.
La diferencia principal entre 2024, con 2.600 hectáreas calcinadas, y un 2025 en el que "uno solo de estos incendios" ha supuesto la quema de "26.000 hectáreas"; radica en que la ola de calor y las "humedades bajas" han puesto "todo el combustible listo para ser ardido", aclara Picos. "La vegetación estaba más o menos toda, ha habido casi la misma progresión de accidentes y la misma progresión de incendiarios; la diferencia este año claramente ha sido climatológica", recalca.
El viento puede actuar como un "impulso" añadido al problema, al "meter oxígeno" al fuego. "Es como estar dándole con un fuelle a la chimenea", aclara. Aunque en algunos casos, dice, "muchos vientos son causados por los propios incendios" que "acaban generando convección".
La recuperación después de un incendio
Tras la oleada de incendios, Picos ha revelado que "en algunos sitios", la vegetación podrá "recuperarse naturalmente", mientras que en otros "habrá que ayudar en esa recuperación". Incluso, si hubiera lluvias, Galicia podría enfrentarse a continuación a "problemas de arrastre" de ceniza o, incluso, de terreno.
"La vegetación cumple un papel básico de retención de suelo; una vez que esta vegetación se quema, tanto cenizas como tierra son susceptibles de ser arrastradas a ríos y generar problemas ecológicos", ha indicado.
Picos ha aclarado que "ya se están haciendo evaluaciones" para emprender "labores preparatorias" o "estabilizadoras en algunas áreas". Para ello, es necesario "localizar las áreas más severamente afectadas" y recurrir a medios como "paja", "astilla" o "troncos cruzados" que "eviten que el agua se acelere mucho", concluye.




