Bob Pop se plantea dejar todas las redes sociales: "Han fracasado"

En su regreso a la normalidad y a la temporada radiofónica, Bob Pop planteó en Hoy por Hoy un dilema que muchos comparten, pero pocos verbalizan con tanta claridad: ¿ha llegado el momento de abandonar todas las redes sociales?

"Hoy, mi primer dilema, aquella primera cuestión con la que me enfrento en mi regreso a la normalidad, es si, en vista de cómo están las cosas, hay que abandonar todas las redes sociales", confesó. Y añadió con ironía: "Todas las redes sociales en las que estoy, que son dos: BlueSky e Instagram".

Lo que en su día se pensó como un espacio de comunidad, un foro para compartir ideas y afectos, se ha transformado, según Bob Pop, en un "grandísimo centro comercial". Citando al colectivo feminista Proyecto Una, afirmó: "Tienen toda la razón, nosotros somos la mercancía".

Pero su crítica no se limita a lo estructural. Bob Pop apunta también a lo emocional, a lo humano que se pierde en el ruido digital. "Si dejáramos todas las redes sociales, nos daríamos cuenta de que nuestra necesidad era hablar y que nos escucharan", reflexionó. Y propuso una alternativa que suena casi utópica, pero profundamente necesaria: recuperar los espacios físicos para el diálogo.

"Buscaríamos lugares alternativos presenciales para mantener esa comunicación, que creo que es el futuro de nuestra sociedad si la queremos salva", afirmó. Para él, el contacto cara a cara, el tiempo para la réplica y la contrarréplica, y la posibilidad de entenderse desde la discrepancia son pilares de una convivencia sana. "Estar allí frente a los otros y a las otras, mirarnos a los ojos, escucharnos, y darnos tiempo para la réplica, para la contrarréplica, y para entendernos desde discrepancias que no tienen que ser graves".

Bob Pop reconoció los límites del entendimiento: "Yo no me voy a entender con un nazi tomándome un café, pero sí con mucha otra gente con la que a lo mejor en las redes me entra la tentación de querer enmendarles la plana por una tontería o por un exceso de orgullo o de gusto por la visibilidad".

Ante la pregunta de Sastre de si ese tipo de debate sano puede darse en redes sociales, Bob fue tajante: "Yo creo que no, ya se ha demostrado que es un fracaso".

Su propuesta final es tan sencilla como revolucionaria: convertir las ciudades en verdaderas redes sociales, donde el intercambio no se pague con datos, sino con tiempo, atención y presencia. "Ese debate tan sano se podría dar en una cafetería, en un parque, en lugares donde no teníamos que pagar, que eso ya sería estupendo también", concluyó