Defensa refuerza la protección de sus buques de la Operación Atalanta para repeler los ataques con drones

Los piratas que actúan en el Índico están cada vez mejor armados. Su nivel de destreza para atacar los cargueros que cruzan el océano solo se ha visto mitigado gracias al trabajo de la Operación Atalanta, la misión europea que da protección al tráfico marítimo en el Índico y en el Mar Rojo. En lo que va de año solo se han registrado tres atracos protagonizados por piratas. No ha habido ningún secuestro, a diferencia de los más de 35 ataques que sufrieron los buques internacionales durante 2024.

La explicación del número tan bajo de asaltos registrado este año también está en el cielo. Las lluvias monzónicas que se han producido durante todo el verano han disuadido a los grupos de piratas a la hora echarse al mar para llevar a cabo sus ataques.

Neutralizar los ataques de drones

En lo que va de año, ninguna de las fragatas que participan en la operación Atalanta han sufrido algún tipo de ataque con drones. Pero la amenaza es real. Que no haya ataques no significa que no pueda haberlos en el tránsito hasta la zona de operaciones - oficialmente solo se considera que están bajo bandera la operación Atalanta cuando llegan a Yibuti-.

Cada vez que una fragata se incorpora a la misión Atalanta lo hace por el Canal de Suez, eso significa que para llegar hasta las costas de Somalia deben cruzar el Mar Rojo y el Golfo de Adén. Es ahí donde la amenaza se multiplica. El nivel de riesgo ha crecido en los últimos dos años con el incremento de ataques de las fuerzas hutíes desde Yemen, que han intensificado sus ataques en la zona, a raíz del genocidio de Israel en Gaza.

Con el objetivo de neutralizar esos temidos ataques, el Ministerio de Defensa ha aprobado un acuerdo marco para equipar a las fragatas de la Armada con un sistema de búsqueda y seguimiento por infrarrojos, conocido como ‘defensa de punto’. Durante tres años – y sin posibilidad de prórroga-, la Armada invertirá 18.7 millones de euros para “enfrentar con garantías las amenazas de la proliferación de los drones tanto aéreos como de superficie y de sistemas lanzacohetes en los buques de la Armada que participan en la Operación Atalanta”, detallan desde el Gobierno.

El objetivo de esta inversión es conseguir un sistema de última generación que sea capaz de detectar, identificar y neutralizar drones de clase I —de un peso inferior a los 150 kilos—. Ya en el mes de junio, el Consejo de Ministros autorizó la compra de otros 14 sistemas anti drones, a través de un contrato de 30 millones de euros.

Las fragatas de la Unión Europea, entre ellas las de la Armada española, han empezado ya a equiparse con potentes sistemas anti drones para repele esta amenaza latente. “Vamos a contar con medios de soft kill, medios electrónicos para intentar que el dron pierda la capacidad de control y medios de hard kill, que son armas para intentar derribar el dron con mayor eficacia”, detalló a la SER el capitán, el capitán Salvador Moreno, comandante de la fragata Canarias, una de las embarcaciones que la Armada española aporta a la Operación Atalanta.

Los máximos responsables de la protección del tráfico marítimo en el Índico coinciden en que los nexos con el ISIS, el apoyo de los hutíes y el pago de los rescates han dan alas a los ‘piratas del Índico’.

Los piratas cuentan con cinco campamentos en tierra desde donde organizan toda la logística para asaltar a los cargueros que atraviesan el Índico. Al Shabaab es quien recluta a estos piratas. Fundada en 2006 vinculada a Al Qaeda, la organización está liderada actualmente por Abu Ubaidah. “De hecho, Al Shabaab en su día se consideró como la rama territorial de Al Qaeda, más capaz a la hora de cometer atentados a nivel internacional, sobre objetivos occidentales”, explica Carlos Igualada, director del Observatorio Internacional de Estudios sobre el Terrorismo. Aunque últimamente están fortaleciendo su agenda local en territorio de Somalia y Kenia.