Después del incendio: cómo se trata a un incendiario en prisión

Madrid

Una veintena de personas están ahora mismo en las cárceles de España acusadas de provocar incendios forestales: 14 de ellos están ya cumpliendo condena o una medida de seguridad y 6 están en prisión preventiva. Pero, ¿qué pasa cuando una persona que ha provocado un incendio forestal llega a prisión? ¿Cómo se rehabilita a ese recluso? La SER ha trasladado esta pregunta a las cárceles de nuestro país.

"Lo primero que se activa es un equipo multidisciplinar compuesto por psicólogos, educadores, trabajadores sociales y juristas que van a entrevistar a esa persona que ha provocado un incendio forestal", explica Nadia, funcionaria en Instituciones Penitenciarias donde lleva trabajando años como psicóloga en contacto directo con estos perfiles. Estos equipos técnicos analizan a la persona y, en base a sus características personales y las necesidades que se detectan, se le deriva a un módulo de cumplimiento.

"El día a día va a ser el mismo que el del resto de reclusos", afirma Nadia. Los mismos horarios, los mismos espacios, las mismas actividades para ocupar el tiempo de su estancia en prisión, pero desde el minuto uno ese equipo técnico va a trabajar incansablemente para tratar de averiguar la motivación del delito. ¿Por qué ese preso ha provocado ese incendio forestal?

"A través de un abordaje individual, se intenta esclarecer cuál es la motivación principal para haber cometido el delito", sigue Nadia. "Puede ser ánimo de lucro que es distinto a que exista un trastorno de control de impulsos como ocurre en la piromanía", explica. En ambos casos, el abordaje será diferente. En el caso de que la motivación sea un ánimo de lucro, como puede ocurrir con otros delitos como el tráfico de drogas, se trabaja intentando concienciar y sensibilizar a la persona del daño causado.

"Esa concienciación va mucho más allá de lo que puede ser el daño material y medioambiental", asegura esta psicóloga, "también hay que hacerles ver las secuelas que sufren las personas que han sufrido esa catástrofe y se trabaja en esa concienciación con testimonios de víctimas que han sufrido esos delitos".

En el caso de que exista una enfermedad mental o algún tipo de trastorno, el abordaje se centra en una intervención psicológica y psiquiátrica, muchas veces acompañada de tratamiento farmacológico, combinada con la convivencia en un módulo de salud mental. "Se adapta el día a día de la prisión a las necesidades que pueda tener ese recluso para buscar una recuperación integral", explica Nadia.

Según la experiencia de estos profesionales de Instituciones Penitenciarias, muchos de estos reclusos responden muy rápido al tratamiento. "Muchas veces el control ambiental que ofrece la prisión ayuda a que las personas se adhieran a un tratamiento psiquiátrico que a lo mejor habían rechazado mientras vivían en libertad, por lo que hay que aprovechar al máximo esas estancias en prisión para exprimir estas mejorías", sentencia Nadia.

El objetivo final en estos casos es que no haya reincidencia o que el pronóstico de reincidencia sea lo más bajo posible. "Lo importante es trabajar durante toda la estancia en prisión con las variables que llevaron al penado a cometer el delito". Como profesional, Nadia reconoce la dificultad que supone enfrentarse a estas situaciones que han dejado daños materiales tan catastróficos y, a veces, humanos. "Los prejuicios se quedan fuera y tienes que centrarte en el trabajo con la persona y la atención plena a su estancia, evaluar de manera objetiva sin ningún prejuicio".