La dificultad para armar mayorías mantiene la parálisis de Bruselas con el genocidio en Gaza
Mientras Alemania o Hungría siguen bloqueando cualquier tipo de sanciones, varias voces apuntan a la necesidad de buscar otras fórmulas para aplicar sanciones al gobierno de Netanyahu

Inmediaciones del hospital Al Shifa (Gaza) donde un grupo de palestinos transporta un cuerpo. EFE/EPA/MOHAMMED SABER / MOHAMMED SABER (EFE)

Bruselas
El curso en Bruselas empieza como terminó: con un grupo de países bloqueando cualquier sanción o medida contra Israel. Una parálisis política que para muchos pone en duda la arquitectura moral del bloque. Aunque no solo eso porque la tardanza, la tibieza y ahora también la falta de consenso para responder al genocidio se ha convertido incluso en un factor que acusa la debilidad del rol de la UE en el tablero internacional. Lo asume incluso la propia Alta Representante, que decía el sábado: "Cuando no tenemos una voz unificada, no tenemos voz en la escena mundial". Lo decía tras una reunión informal de los ministros de Exteriores en Copenhague en la que tampoco se avanzó en nada. Por lo que se sigue en la Unión Europea de las declaraciones y no de las medidas.
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El problema ya no es la falta de propuestas porque empiezan a apilarse encima de la mesa.
La Comisión solo ha propuesto - estrictamente sobre el papel - suspender parcialmente la participación de Israel en el programa Horizon, un programa de colaboración científica que se paga con dinero europeo, que financia proyectos científicos en el bloque comunitario y del que se benefician también empresas israelíes desde el año 2021.
En julio, la presidenta de la Comisión propuso a las capitales suspender esa financiación europea a los proyectos israelíes. Una medida que, explicaban entonces fuentes comunitarias, se planteó siempre como una advertencia, como un mensaje de que si los 27 quieren pueden tomar medidas contra el estado hebreo. Pero la realidad es que ni siquiera esta medida surtió efecto. Entonces no se consiguió la mayoría cualificada requerida para suspender parcialmente la participación en este programa.

Tampoco se ha avanzado en las medidas más contundentes que han defendido España, Suecia, Irlanda o Países Bajos. Y desde esta madrugada, ya sin vacilaciones, Bélgica, para suspender el capítulo comercial del acuerdo de asociación o sancionar incluso a ministros del gabinete de Netanyahu.
División en Bruselas y en algunas capitales
La pregunta sobre qué medidas aplicar recorre las capitales agitando los debates en varios gobiernos como el de Países Bajos, con la dimisión de varios ministros por sus diferencias; o el amago de crisis del gobierno de coalición belga que se ha solventado esta madrugada con los anuncios que hemos conocido para apoyar medidas más duras y reconocer el estado palestino.
En el seno del Consejo, en Bruselas, donde los 27 toman decisiones, el 'no' de países como Alemania o Hungría sigue paralizando cualquier respuesta. El problema de fondo es que para aprobar la mayoría de medidas, se necesita la unanimidad o la mayoría cualificada. Y cuando está Alemania en el 'no' y sumamos a otros países como Italia o Hungría. El bloqueo está asegurado desde el comienzo del debate.

Desde hace tiempo hay voces que señalan la necesidad de trabajar en fórmulas alternativas a esa mayoría cualificada para tomar decisiones y salir de la parálisis, como se ha hecho para evitar el veto húngaro a cualquier medida de ayuda militar o económica a Ucrania. Durante la presidencia polaca se trabajó mucho en intentar fórmulas alternativas a esa mayoría cualificada o a la unanimidad. Un trabajo que mantiene la presidencia danesa y que también ha sugerido el presidente del Consejo Antonio Costa, que este lunes en un discurso en Eslovenia decía: "La unanimidad en la Política Exterior y de Seguridad Común no implica un derecho de veto, sino, por el contrario, la responsabilidad especial de cada Estado miembro de alcanzar acuerdos en un espíritu de cooperación leal".

Enrique García
(Sevilla, 1994) Corresponsal en Bruselas, siguiendo y explicando la política comunitaria. Antes, redactor...




