"Pide siete años de correos de Begoña Gómez, pero que nadie lo llame investigación prospectiva”: Aimar Bretos, sobre la última orden del juez Peinado
Ha decidido que si le cierran una puerta, él abre otra
Madrid
En su instrucción absolutamente desbocada, el juez Juan Carlos Peinado ordena ahora que La Moncloa le entregue TODOS los correos electrónicos de Begoña Gómez desde 2018. Todos los mails que entraran y salieran desde la cuenta que Moncloa asignó a la mujer del presidente.
Por lo tanto, el juez quiere acceso a todos los correos de la mujer del presidente del gobierno desde hace siete años. Los enviados y los recibidos. Y que esos correos los escrute la UCO de la Guardia Civil.
Esta decisión, que se presenta absolutamente excesiva —desproporcionada—para los supuestos delitos que está investigado Peinado, llevado en volandas por las organizaciones de extrema derecha viejas conocidas en esto de la acusación popular... esta decisión de Peinado marca un nuevo hito en su instrucción, que son ya casi dos años de investigación sin que todavía haya aparecido medio indicio sólido de corrupción. Lo que sí han emergido, y bien, son errores en esa instrucción, testigos que por arte de magia se convierte en imputados... y diligencias anuladas o cuestionadas por los tribunales superiores.
La última, lo que pasa es que estábamos caso todos en la playa y pasó un poco desapercibido, pero el viaje que le metió el Supremo a Peinado pidiéndole poco más o menos que dejara de hacer el ridículo jurídico fue tremendo. Todo esto vino porque Peinado intentó imputar a Bolaños por malversación y falso testimonio, y el Supremo le dijo al juez que se volviera por donde había venido, porque consideran que Peinado intentaba esa imputación al ministro de justicia sin el "mínimo respaldo indiciario, sin indicios probatorios, más allá de meras hipótesis, sin el suficiente sustrato fáctico y con absoluta ausencia de cualquier indicio mínimamente fundado o dotados de mínima verosimilitud".
A cualquiera de nosotros le dicen eso sobre su trabajo y estamos metidos debajo de la mesa meses, muertos de vergüenza. Pero Peinado no es cualquiera de nosotros, Peinado es juez y por lo que estamos viendo, perseverante. Y ha decidido que si le cierran una puerta, él abre otra. Y que a por todas ahora con los correos de Begoña Gómez. Siete años de correos electrónicos, bandeja de entrada y bandeja de salida. En bruto. Todos. Pero que nadie ose a llamar a esto investigación prospectiva, no, por favor.
Tiene que haber a esta hora mucha gente salivando, confiando en que -en esos siete años de emails haya algún correo con el presidente o con quien sea. Y vete tú a saber si con suerte y una mano amiga, termina publicado en alguna web de por ahí.
