¿Por qué la presión y el acoso de Trump a Maduro?

Madrid

Estados Unidos despliega buques de guerra, submarino nuclear y efectivos frente a las costas de Venezuela. Ofrece 50 millones de dólares de recompensa por la cabeza de Nicolás Maduro, el presidente de Venezuela, al que acusa de dirigir a una banda de narcotraficantes llamada los Soles. Supuestamente se llama así porque está compuesta por generales del ejército venezolano y los soles se refieren a las estrellas de sus uniformes de gala.

¿Es Venezuela un narcoestado?

Pues hasta junio de este año no lo era. El informe de la ONU sobre producción, exportación o consumo de droga, Venezuela no aparece, ni se la menciona. Pueden ustedes consultarlo aquí Tampoco se le nombra en el dossier de este año de la Unión Europea que pueden consultar aquí.

Entonces, ¿de dónde se saca Estados Unidos esa acusación?

Lo vimos por primera vez este verano, en agosto, cuando la DEA , la agencia antidroga de Estados Unidos, sacó un informe en el que califica a Venezuela, un narcoestado; a Maduro, jefe de la banda de los soles y le adjudica yates de lujo y mansiones en República dominicana.

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Días después de este informe para el que no se adjuntaron pruebas fehacientes, Estados Unidos anuncia el despliegue de una flota y de tropas norteamericanas para luchar contra el narcotráfico. Pero no se dirigen contra Colombia, que es el país que encabeza las listas de producción de estupefacientes o México, donde hay bandas criminales y narcotraficantes, o incluso El Salvador, que aparece en los informes internacionales vinculado con el tráfico de drogas.

¿Por qué el acoso a Venezuela?

Para explicar esto tendremos que retroceder en el tiempo y explicar un poco de la historia venezolana. En los años 70, Venezuela era el primer productor y exportador de crudo. El dinero le llegaba por todos lados gracias al oro negro. Descuidó el resto de la economía, circunscribiéndolo todo a las explotaciones petroleras y el precio del crudo. Pero el precio del petróleo bajó en los 80 y la explotación de crudo se reguló por la OPEP, con lo que cada país ya no podía sacar y exportar por su cuenta y riesgo. Así que Venezuela empezó a ir corta de dinero y empezó a endeudarse en los mercados internacionales. Dinero que tenía dificultades para devolver, porque no había más industria, ni agricultura, ni factorías, ni servicios que el petróleo.

En el país había un sector de la población muy rico y una gran mayoría de venezolanos muy pobres. En este momento surgen las revueltas sociales y con ellas llega el chavismo y Hugo Chaves, que durante unos años consiguió mantener al país a flote, pero que en su último periodo en el cargo proliferaron las corruptelas vinculadas a los altos cargos y petróleos de Venezuela. Esquilmaron las arcas públicas. Muchos de los colaboradores de Chaves están ahora refugiados en España y viven en grandes mansiones en urbanizaciones de lujo. Con la muerte de Chaves, hereda el poder Nicolás Maduro. Un tipo inculto, chabacano y carente de cualquier carisma que pudiera asemejarlo a su mentor Chaves.

Maduro pierde unas elecciones legislativas, las gana la oposición, pero se niega a entregar el poder. Comienza a encarcelar a disidentes y ser sancionado por la comunidad internacional. Luego Estados Unidos y la Unión Europea apoyan a Juan Guaidó —por aquel entonces el líder opositor en el parlamento— en un esperpento que duró varios años, que congeló los activos de Venezuela en el exterior y le permitió acceder a fondos estatales en un gobierno paralelo en la sombra que nunca tuvo posibilidades.

Maduro se centró en la deriva represiva interna, sufriendo más sanciones internacionales, convocando elecciones que dice haber ganado sin mostrar pruebas oficiales. Con una deriva dictatorial cercana al social comunismo, acercándose a China y Rusia, quienes se han convertido en sus compradores de crudo y principales socios comerciales.

Hasta hace unos meses, era la compañía petrolera norteamericana Chevron la principal extractora de crudo en Venezuela, junto con España. Pero en los últimos dos, se han reducido sustancialmente al tiempo que aumentaban las exportaciones a China, Rusia y Cuba.

En los próximos meses, una vez que Chevron defina el nuevo mecanismo de compraventa con PDVSA enmarcado en la nueva licencia restringida, la cifra de exportación de petróleo venezolano a EEUU mostrará una notable recuperación aunque muy probablemente no vuelva a los niveles máximos que alcanzó entre diciembre y enero, con más de 300.000 barriles diarios despachados desde puertos venezolanos, ya que las operaciones se retomarán en una "cantidad limitada". Eso es lo que dice la compañía y decían desde el gobierno de Estados Unidos, pero este nuevo escenario deja todos los planes en el aire.

¿Qué quiere conseguir Trump con esto?

Echar a Maduro del cargo, que se reconozca la victoria de la oposición en los últimos comicios presidenciales encabezada por María Corina Machado y Edmundo González.

También conseguir recuperar el crudo venezolano para las compañías estadounidenses y dejar arreglado uno de sus grandes dolores de cabeza, porque Venezuela además se ha convertido en la diáspora de la inmigración. La carencia de productos básicos, la falta de medios, de recursos en el país ha empujado a que miles de ciudadanos salgan en trompa buscando seguridad y mejoras económicas.

Algunos especialistas hablan de que Trump suele mantener fuego encendido en el exterior —que aviva a conveniencia— para acallar sus carencias a nivel interno.