¿Realidad o simulación? El vídeo que enfrenta a EEUU y Venezuela pone a prueba la verificación en tiempos de la IA

Madrid

El gobierno de Venezuela ha acusado a Estados Unidos de haber difundido un vídeo manipulado con inteligencia artificial como prueba de un ataque militar en aguas del Caribe. El material, publicado por Donald Trump en redes sociales, muestra la destrucción de una embarcación presuntamente vinculada al grupo de narcotraficantes Tren de Aragua.

Caracas sostiene que el vídeo fue generado o alterado digitalmente, como parte de una estrategia de desinformación para justificar una acción armada. Pero, ¿qué hay de cierto en esas acusaciones? ¿Hay motivos para dudar de su autenticidad o garantías de que el vídeo de EEUU es absolutamente real?

El experto en ciberseguridad Pablo Ballarín, miembro de ISACA (la Asociación de Auditoría y Control de Sistemas de Información, en sus siglas en inglés) y fundador de Balusian, ha tratado de poner algo de luz sobre el asunto.

Ballarín advierte de que la tecnología actual permite crear vídeos falsos con un nivel de realismo cinematográfico, pero también destaca que "lo más verosímil", en este caso, es que estemos ante "una disputa de relato". "La verificación independiente va a ser la única vía fiable" para conocer si es real o no, asevera.

"Técnicamente viable"

Este experto reconoce que es "técnicamente viable" que el vídeo en cuestión se haya generado con inteligencia artificial simulando un ataque militar realista. "Existen aplicaciones de IA capaces de generar vídeos muy realistas a partir de descripciones de texto o imágenes de referencia", explica. "Sora o Runway permiten crear escenas que parecen sacadas de una película y ya se está usando en publicidad o en cine".

"Esto mismo puede aplicarse para simular un ataque militar con barcos, explosiones o aviones", apunta. "Distinguir si un vídeo así es auténtico o no, requiere de un análisis forense, de un estudio muy especializado en el que se van a mirar deformaciones, aspectos como incoherencias en las luces y en las sombras. Se van a revisar los metadatos o se va a comprobar si lleva una marca digital".

"Se puede hacer y, por eso, es cada vez más importante tener métodos fiables para verificar la autenticidad de este tipo de vídeos o de imágenes", sentencia Pablo Ballarín.

Tal como aclara este experto en ciberseguridad, "hoy en día son más comunes las modificaciones de imágenes reales que la generación completa desde cero". "Por una sencilla razón", apunta. "Es más fácil y rápido coger una foto auténtica y cambiarle elementos concretos. Por ejemplo, añadir un vehículo, alterar una cara o modificar un fondo".

"Lo habitual en desinformación es alterar algo real para hacerlo lo más creíble posible, porque así resulta mucho más difícil de detectar", asegura. Pero, ¿cómo se puede verificar la autenticidad de un vídeo?

Cómo verificar la autenticidad de un vídeo

Para poder tener certezas sobre la autenticidad o no del vídeo difundido por la Administración Trump (y de cualquier otro), hay que seguir una serie de pasos:

• Análisis de los metadatos (si están disponibles): Revelan el dispositivo de grabación, la fecha, la ubicación y sus posibles ediciones. Son clave para confirmar la autenticidad, pero no siempre están accesibles.
• Técnicas forenses digitales: Se examinan deformaciones visuales o incoherencias en sombras, reflejos y el movimiento de objetos. Se comparan con fuentes independientes como imágenes satelitales, grabaciones de testigos y material de archivo.
• Herramientas automáticas de detección de inteligencia artificial: Analizan patrones típicos de generación artificial y buscan artefactos visuales o inconsistencias en la compresión del vídeo.
• Evaluación de la procedencia del vídeo: ¿Quién lo grabó? ¿Cómo se difundió? ¿Es fiable la cadena de custodia?

"Con todos estos elementos", sostiene Ballarín, "se puede llegar a una evaluación sólida sobre la autenticidad. Sin metadatos, la certeza absoluta es más difícil, pero no imposible".

La IA como arma geopolítica

A juicio del experto en ciberseguridad, un caso como este demuestra que la inteligencia artificial "puede ser un arma geopolítica muy poderosa". "Una imagen o vídeo falso difundido en redes o incluso en medios puede alterar la opinión pública, justificar una acción militar o desestabilizar un gobierno", apunta.

"Es algo que hemos visto en múltiples ocasiones", recuerda. "Por ejemplo, en Ucrania en 2022, con un vídeo falso de Zelenski pidiendo la rendición. El poder de la imagen es enorme, aunque después se demuestre que es falso, porque el daño ya está hecho. Los deepfakes no son solo un problema tecnológico sino también estratégico".

Además, Pablo Ballarín cree que "en general, no estamos del todo preparados": "Hay avances técnicos como detectores de deepfakes, marcas digitales o protocolos de verificación, pero la coordinación internacional ahora mismo es limitada".

"Los gobiernos y organismos como la ONU están trabajando en estándares, pero como ocurre en muchos otros aspectos la velocidad de la tecnología supera con creces la regulación", añade. "Mientras la capacidad de generar falsificaciones se expande muy rápidamente, la capacidad de detectarlas y reaccionar es insuficiente".

Preguntado directamente sobre la veracidad del vídeo difundido por EEUU, este experto sentencia: "Como profesional de la ciberseguridad lo único que puedo decir es que es imposible dar una opinión sin antes un análisis técnico. El vídeo puede parecer real, pero la IA hace posible falsificaciones muy convincentes. Lo más verosímil es que vayamos a presenciar una disputa de relato y que la verificación independiente sea la única vía fiable".