Gran Hermano
Cuando los conceptos de seguridad y libertad se desequilibran, la democracia deja de calificarse de ese modo

Madrid
¿Sabremos algún día que ocurrió con el avión en que viajaba la presidenta de la Comisión Europea, que se quedó sin sistema GPS para aterrizar? La avería del Falcon de Pedro Sánchez ¿es de parecida naturaleza? Los indicios iniciales del primer caso han señalado interferencias políticas, lo que de confirmarse sería gravísimo.
Cuando los conceptos de seguridad y libertad se desequilibran, la democracia deja de calificarse de ese modo. El autoritarismo avanza por todas partes, no solo en los EEUU de Trump.
En China se ha obtenido información personalizada de cada ciudadano de los 80 países más importantes del mundo (es decir, suyos y míos), a través de ciberataques en compañías de telecomunicaciones, hoteles aerolíneas, etcétera.
En Rusia está poniéndose en marcha una sociedad ultra vigilada, mayor que antes de la guerra de Ucrania. En San Petersburgo ha arrancado el proyecto “Ciudad Segura” que consiste en la activación de miles de cámaras dotadas de inteligencia artificial que son capaces de identificar por la calle hasta seis fenotipos de razas. En Moscú ya se han instalado centenares de miles de esas cámaras que disponen de un sistema de identificación facial, que registra todos los pasos de los ciudadanos.
Es la institucionalización de la segregación racial en el país de Putin. También es el Gran Hermano hecho realidad. Orwell y Huxley a la vez.
Úrsula Von der Leyen tuvo suerte esta vez.

Xavier Vidal-Folch
Periodista de 'EL PAÍS' donde firma columnas y colaborador habitual de la Cadena SER, donde publica...




