Un ferretero de barrio de toda la vida dice lo que piensa de las grandes tiendas de bricolaje: "La gente está muy equivocada"
Los dueños de la ferretería 'La Vallecana', en Villa de Vallecas (Madrid), se jubilan tras 60 años al frente de este comercio de barrio
Un ferretero de barrio de toda la vida dice lo que piensa de las grandes tiendas de bricolaje: "La gente está muy equivocada"
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Madrid
El comercio de proximidad está quedando relegado en muchos casos. Cada vez son más las personas que prefieren acudir a grandes superficies o almacenes donde pueden encontrar todo en un mismo lugar, aunque eso implique renunciar a un trato cercano, un mejor precio y, en muchas ocasiones, a una mayor calidad del producto. Es lo que ocurre con las ferreterías de barrio, las de toda la vida, donde la relación entre cliente y comerciante es, en muchos casos, prácticamente familiar.
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Uno de esos ejemplos es el de Loreto y Francisco Javier, propietarios de La Vallecana, una ferretería ubicada en el barrio de Villa de Vallecas (Madrid), que lleva 60 años abasteciendo a los vecinos en todo lo relacionado con el bricolaje.
Estos pequeños empresarios están a punto de jubilarse y han acudido a El Faro para compartir sus planes de futuro, pero también para contar cómo afrontaron la llegada de grandes almacenes que suponían una competencia directa.
Francisco Javier recuerda que nunca tuvo miedo cuando vio abrir un Leroy Merlin muy cerca de su negocio. De hecho, sostiene que "la gente está muy equivocada con los grandes almacenes, porque no son nada baratos, no dan información y no aconsejan", algo que sí hacen los comercios de barrio.
Un trato diferencial
"La gente viene y dice: ‘quiero este tornillo para esta cosa’, y yo les digo: ‘ese tornillo no es para eso, el adecuado es este otro’", relataba Francisco Javier, haciendo referencia al trato personalizado y al asesoramiento que ofrecen los pequeños comercios, y que muchas veces termina ahorrando tiempo y dinero al cliente.
Además del trato cercano, destacan la variedad de productos y servicios que ofrecen. "Hay gente que solo viene a mirar y dar vueltas", comentan, pero también se prestan servicios muy específicos como afilar hachas, o incluso, como cuenta Francisco Javier, atender a personas mayores que acuden a afilar las tijeras de coser. En definitiva, una experiencia completamente distinta a la que ofrecen los grandes almacenes.
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