Venecia 2025 | 'La voz de Hind', gran favorita en un festival correcto y sin grandes sorpresas
La película sobre el asesinato de una niña palestina es, gane o pierda, la película del Festival de Venecia, donde también sobresalen títulos como 'Silent friend' o 'El testamento de Ann Lee', además de 'La Grazia', de Paolo Sorrentino
Venecia
La edición número 82 de la Mostra de Venecia, el festival más antiguo del mundo, será recordada por su posición ante el genocidio en Gaza. No tanto por la posición institucional del certamen, que no ha condenado el genocidio, como le pedían al inicio miles de artistas de todo el mundo; sino porque una película, La voz de Hind, de la directora tunecina Kaouther ben Hania, ha roto los marcadores y medidores de aplausos. Durante 24 minutos, el pasado miércoles, en la premiere mundial, se aplaudió a una película que recrea un caso real, el asesinato de una niña palestina por parte del ejército israelí. La forma de contarlo, con la llamada real de auxilia de Hind Rajab a la Media Luna Roja, y sin recrearse en el melodrama, la ha convertido en la película del festival, gane o no el León de Oro. "Ya he ganado", nos decía la directora a la Cadena SER, el día después del pase de gala, donde estuvo acompañada de sus nuevos productores ejecutivos, Joaquín Phoenix y Rooney Mara.
Como en su día, La batalla de Argel, de Pontecorvo, que el festival mantuvo en la competición, a pesar de las protestas de Francia, porque escarbaba en las heridas abiertas de la colonización y la guerra de Argelia, la película Ben Hania abre la herida sobre algo que presenciamos día a día en las noticias y en internet. Pero hace algo más, abre el debate sobre el cine, un debate sobre su utilidad, sobre su futuro, sobre su pertinencia y su relevancia. Venecia demuestra que el cine sigue siendo necesario. También la reflexión sobre las imágenes, ahí tenemos el juego entre ficción y realidad de este filme, pero también la mirada sobre el mundo de Gianfranco Rosi en Soto le nuvole, un documental sobre el miedo de los habitantes a los pies del Vesubio. Pietro Marcello también juega con imágenes de archivo, de la Segunda Guerra Mundial, y con la ficción para contar la historia reciente de su país a través de la actriz Eleonora Duse, que apoyó al fascismo.
Por lo demás, el festival ha tenido un buen nivel. No hay grandes desastres, más allá de algún peaje del cine italiano, algo comprensible que ocurre en todos los festivales, y el cine americano que es el que manda y organiza los horarios. Ha sido un certamen correcto, con películas buenas, bien hechas, que miran al mundo actual, pero quizá ha faltado riesgo, sorpresas y esas obras maestras que siempre esperamos de los festivales. Lo más rompedor han sido dos propuestas de dos directoras. Por un lado Silent friend, de la directora húngara Ildikó Enyedi. Es un fresco de tres historias unidas por la relación de tres mujeres a lo largo de la historia con un árbol en el patio de una universidad científica. Una película metafísica, pero sobre todo un alegato contra el machismo de las mujeres en la ciencia.
La otra propuesta es El testamento de Ann Lee, es un musical de Mona Fastvol, guionista de The Brutalist, que cuenta la vida de un personaje real, una mujer británica que a finales del siglo XVIII fundó un grupúsculo religioso, los shakers, escisión de los cuáqueros, pero más puritanos. Es una mirada poliédrica y original a la fe y a esa comunidad que se parece más a una comuna hippie que a una secta y que aborda también los liderazgos femeninos.
Más formales y convencionales son las películas que ha presentado Netflix: A house of dynamite, de Kathryn Bigelow, un thriller político sobre Estados Unidos siendo atacado por un enemigo exterior; Frankenstein de Guillermo del Toro, un prodigio técnico y humanista, y Jay Kelly, una bonita historia sobre el poder del cine de Noah Baumbauch con George Clooney. Las estrellas americanas podrían alzarse con los premios de interpretación. Clooney o Dwayne Johnson como mejor actor, este último por saltar del cine palomitero a The smashing machine, una película muy normal sobre lucha libre de Benny Safdie. Entre las actrices, Amanda Seyfried, que protagoniza El testamento de Ann Lee y ojo a Emma Stone en lo nuevo de Yorgos Lanthimos, Bugonia.
También podría ser una de las favoritas La Grazia, de Paolo Sorrentino. Es una película que lo tiene todo: es divertida, emociona y reivindica la política sensata y con valores en un momento en el que el mundo y sus gobernantes se han vuelto locos. En ella, Toni Servillo, que merecería la Copa Volpi, es presidente de la República en Italia, a punto de dejar el cargo y que tiene que dar el visto bueno a dos indultos y a una ley de eutanasia.
Mejor guion podría conseguirlo o El extranjero, al adaptación de la novela de Albert Camus, que firma François Ozon, o A pie d'ouvre, de Valérie Donzelli sobre un escritor precario. Adapta el libro de Frank Courtes donde contaba su propia experiencia. Era un fotógrafo de éxito, que dejó todo para convertirse en escritor.
Del cine español, esperamos que en Horizontes haya premio para Extraño río, la película de Jaume Claret Muxart. Una preciosa historia del despertar sexual, de la convivencia con la familia y de la vida. Lo mismo que en la Giornata degli Autori, donde ha competido Gabriel Azorín con Anoche conquisté Tebas. Es una propuesta curiosa, en portugués y latín, que cuenta dos historias paralelas que tienen lugar en un mismo espacio pero en épocas distintas, la actualidad y la época romana. El espacio son las termas gallegas y en ellas los jóvenes reflexionan sobre sus vidas.

Pepa Blanes
Es jefa de Cultura de la Cadena SER. Licenciada en Periodismo por la UCM y Máster en Análisis Sociocultural...




